El tétanos es una infección grave producida por una sustancia tóxica que libera una bacteria llamada Clostridium tetani, que se encuentra en el intestino de los caballos, ganado y animales de compañía. También en el hombre, en el cual el microorganismo es un habitante normal no dañino. El tétanos es más común en las regiones agrícolas y en las zonas subdesarrolladas donde existe mayor posibilidad de contacto con los excrementos de animales y donde la inmunización es inadecuada.
Las esporas de la bacteria del tétanos se introducen en el cuerpo, normalmente a través de una herida contaminada con tierra, polvo o heces de animales o del hombre. También puede entrar a través de desgarros, quemaduras o lesiones insignificantes o inadvertidas, o por uso de jeringuillas contaminadas.
La enfermedad del tétanos se caracteriza por contracciones musculares dolorosas, primero en los músculos de las mandíbulas y en los músculos del cuello, y después en los del tronco. Uno de los primeros signos que sugieren tétanos es la rigidez abdominal, aunque a veces tal signo se limita a la zona de la lesión. La tasa de mortalidad varía del 30% al 90 % y es máxima en los lactantes y en los ancianos. A mayor duración del periodo de incubación se produce menos mortalidad, y no se trasmite directamente de una persona a otra.
El tétanos es una infección grave producida por una sustancia tóxica que libera una bacteria llamada Clostridium tetani, que se encuentra en el intestino de los caballos, ganado y animales de compañía. También en el hombre, en el cual el microorganismo es un habitante normal no dañino. El tétanos es más común en las regiones agrícolas y en las zonas subdesarrolladas donde existe mayor posibilidad de contacto con los excrementos de animales y donde la inmunización es inadecuada.
Las esporas de la bacteria del tétanos se introducen en el cuerpo, normalmente a través de una herida contaminada con tierra, polvo o heces de animales o del hombre. También puede entrar a través de desgarros, quemaduras o lesiones insignificantes o inadvertidas, o por uso de jeringuillas contaminadas.
La enfermedad del tétanos se caracteriza por contracciones musculares dolorosas, primero en los músculos de las mandíbulas y en los músculos del cuello, y después en los del tronco. Uno de los primeros signos que sugieren tétanos es la rigidez abdominal, aunque a veces tal signo se limita a la zona de la lesión. La tasa de mortalidad varía del 30% al 90 % y es máxima en los lactantes y en los ancianos. A mayor duración del periodo de incubación se produce menos mortalidad, y no se trasmite directamente de una persona a otra.
Las medidas preventivas que tenemos que llevar a cabo son en primer lugar la educación de la población sobre la necesidad de vacunación frente al tétanos. La vacunación es vital para todo el mundo antes de que ocurra cualquier lesión. La vacuna del tétanos generalmente, se da a los niños dentro de la conocida como D.T.P, que consiste en una vacuna combinada para proteger contra la difteria, el tétanos y la tosferina. Se debe iniciar al cumplir los dos meses de edad.
Para lograr la inmunidad en el adulto, se requieren refuerzos cada 10 años hasta los 60 años; después de esta edad los refuerzos se deben administrar cada 5 años. No existen límites superiores de edad para la inmunización contra el tétanos, y hasta las personas mayores, de 75 o más años, deben recibir inmunización primaria y refuerzos cada 10 años, puesto que son precisamente los que presentan la máxima mortalidad cuando contraen tétanos. En su farmacia obtendrá toda la información sobre el calendario de vacunación y podrá resolver todas la dudas que le puedan surgir sobre la prevención y su tratamiento.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.