Por parafarmacia se conoce a los productos que no son medicamentos pero se consumen, aplican o utilizan por el ser humano, para mejorar o contribuir a cuidar la salud de las personas sanas.
Los productos comprendidos en parafarmacia son muy diversos. La dermofarmacia o cosméticos, son los más abundantes. También incluye los Productos Sanitarios, como el material de cura, productos de ortopedia y test de autodiagnóstico. Los productos infantiles como biberones y chupetes también se incluyen en parafarmacia al igual que los alimentos para situaciones especiales, los desinfectantes y plaguicidas para la higiene humana.
En Dermofarmacia, el farmacéutico aconseja sobre los mejores tratamientos cosméticos en función de las necesidades, las características o la edad de los usuarios. Informa de su mejor forma de aplicación para obtener los resultados más satisfactorios. Como por ejemplo, fotoprotectores solares, higiene bucodental, anticaida de pelo, etc.
El farmacéutico, como profesional sanitario, ofrece resolución de dudas, aconseja sobre los productos infantiles idóneos, y garantiza que los chupetes, tetinas o cadenitas, cumplen unas normas europeas, para evitar accidentes por el uso de productos inadecuados.
Los Productos Sanitarios como los artículos de ortopedia para el alivio y mayor confort frente a las molestias de los pies, o el material de cura son bien conocidos por el farmacéutico para que nos aconseje lo más adecuado.
Los Desinfectantes y Plaguicidas frente a piojos y repelentes de insectos, deben estar aprobados por las autoridades sanitaris y cumplir unos requisitos en cuanto a composición y etiquetado que supone una garantía para los consumidores.
En cuanto a los alimentos, el buen conocimiento de los alimentos, y de los ingredientes incorporados en cada fórmula, condicionan la selección adecuada del tipo de preparado alimenticio para cada situación, y son objeto del consejo y orientación cualificada del farmacéutico.
Los productos de parafarmacia siempre deben cumplir los requisitos legales que les corresponda según la clase de producto de que se trata.
En su etiquetado deben aparecer datos como:
- Identificación clara del producto.
- Nombre y dirección de la empresa responsable del producto.
- Modo de empleo, advertencias o precauciones de uso.
- Composición.
- Fecha de caducidad y número de lote.
- Sólo los Productos Sanitarios deberán incluir el etiquetado de la Unión Europea con las siglas CE.
No se trata de medicamentos, pero el consejo del farmacéutico puede aconsejar en la decisión de compra de los productos adecuados.
Las más de 21.000 oficinas de farmacia existentes, las campañas sanitarias informativas y los consejos del farmacéutico a las personas que lo solicitan, forman parte de la promoción salud, y de la introducción de hábitos saludables en la sociedad.