Herpes es el nombre de una familia compuesta por aproximadamente 100 virus diferentes. Estos virus tienen en común la capacidad de producir infecciones, quedarse inactivos durante un tiempo, lo que se conoce como periodo de latencia, y después reactivarse produciendo infecciones recurrentes. Cuando se habla de Herpes generalmente nos referimos a las infecciones causadas por los virus de Herpes simple o por el virus varicela zoster, que son las infecciones más comunes. No obstante, una infección tan popular como la mononucleosis infecciosa, la enfermedad del beso, también es producida por un herpesvirus.
La infección aguda por herpes simple produce episodios recurrentes de vesículas pequeñas y dolorosas sobre la piel o las mucosas del borde de los labios o zonas próximas. Son los herpes labiales,
queratitis por herpes simple o herpes genitales. Éste último, se transmite sobre todo por el contacto directo durante la relación sexual. En las embarazadas, la infección genital o sobre el canal del parto, puede constituir una amenaza para el bebé.
En el caso del herpes labial, con
frecuencia el único tratamiento necesario es mantener limpia la zona afectada lavándola con delicadeza con agua y jabón. Después secar el área por completo, para evitar que la infección empeore. La infección inicial por herpes simple suele ocurrir durante la infancia, después el virus permanece latente en los ganglios nerviosos. El estrés, la fatiga, la sobreexposición al sol, la fiebre, el embarazo, la deficiencia en la respuesta inmunitaria, entre otros factores, pueden reactivar el virus años más tarde.
El herpes zoster aparece cuando el virus es reactivado desde su estado latente en los ganglios
Menos del 4% de los pacientes vuelve a padecer la enfermedad. La afectación de la rama ocular del nervio facial constituye una complicación grave provocada por el herpes zoster.
Unos pocos pacientes, en particular los ancianos, desarrollan
herpes
capaces
de persistir largo tiempo y que ocasiona un dolor intenso.
Este dolor puede ser constante o intermitente, y puede empeorar durante la noche en respuesta al calor o al frío.
Si se padece un herpes es importante seguir una serie de consejos. El primero es evitar e
l rascado de la zona afectada ya que aumenta el riesgo de contagio. Debe saber, además, que las situaciones de estrés persistente y altos niveles de ansiedad pueden reactivar un herpes latente. Las mujeres en edad fértil deben acudir al médico si observan cualquier ampolla en su área genital o en la de su pareja. Y recuerde que la eficacia del tratamiento es mayor si se administra ante los primeros síntomas de la infección, y debe cumplirse por completo y no abandonarlo aunque el herpes mejore.
No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre éstas y otras cuestiones relacionadas. Y recuerde que la intervención farmacéutica supone una elevada garantía en el proceso global de adecuación, efectividad y seguridad de los tratamientos con medicamentos.