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Una profesión que crece y lucha contra las desigualdades en salud

  • 1 agosto 2024
  • Equipo editorial
  • Tiempo de lectura 3 minutos

Hace tan sólo unos días se han publicado las nuevas estadísticas de la profesión farmacéutica que corroboran que nuestra profesión, con 80.295 farmacéuticos colegiados y el paro en su mínima expresión, es una profesión de futuro. Una profesión que no sólo crece en volumen sino también en salidas laborales, con un protagonismo creciente de los farmacéuticos en ámbitos como la alimentación, la salud pública, la farmacia hospitalaria, la óptica, la ortopedia, los análisis clínicos, la industria, la distribución, la investigación o la dermofarmacia.

La profesión también crece en salidas laborales, con protagonismo en ámbitos como la alimentación, la salud pública, la farmacia hospitalaria, la óptica, la ortopedia, los análisis clínicos, la industria, la distribución, la investigación o la dermofarmacia»

Las cifras, que han coincidido en el tiempo con la publicación por parte del Ministerio de Sanidad del Informe del SNS en 2023, corroboran también que la red de 22.222 farmacias comunitarias y los más de 55.000 farmacéuticos que trabajan en ellas son ya en España el recurso sanitario más accesible para el ciudadano, con un 70% más de farmacias que centros de salud y consultorios locales y un 82% más de farmacéuticos comunitarios en ejercicio que médicos de atención primaria.

Esta enorme disponibilidad de la red de farmacias, sin cita previa ni listas de espera, se complementa además con una distribución geográfica de la red que promueve la equidad en el acceso a las prestaciones sanitarias ya que casi 7 de cada 10 farmacias se ubican fuera de capitales de provincia, una tendencia que se ha acentuado en los últimos 15 años en los que el número de farmacias fuera de capitales ha crecido un 7%.

La farmacia comunitaria es así ya el establecimiento sanitario más cercano y más accesible para el ciudadano y, con ello, el mejor instrumento del que dispone actualmente el sistema sanitario para combatir las desigualdades en salud que proceden, en su mayoría, de los llamados determinantes sociales, de desigualdades sociales y territoriales que condicionan nuestros hábitos de vida y que deben abordarse, por tanto, con un especial esfuerzo por la accesibilidad, la prevención y la educación sanitaria, tres ámbitos en los que la red de farmacias puede jugar un importantísimo papel.

Un sistema sanitario que aproveche al máximo el potencial de la red de farmacias como radar social de vulnerabilidades será un sistema sanitario más equitativo»

En un contexto como el actual, en el que los sistemas sanitarios se enfrentan a importantes amenazas por la falta de profesionales sanitarios, la desconexión entre niveles asistenciales, el desafío digital, la amenaza de nuevas pandemias y problemas de salud pública, el reto del envejecimiento y la cronicidad, la soledad no deseada o la despoblación, aprovechar el potencial de la red de farmacias para dar respuesta a estos desafíos sanitarios y sociales se ha convertido ya en una obligación.

Un sistema sanitario que aproveche al máximo este potencial de la red de farmacias como radar social de vulnerabilidades y desarrolle toda su capacidad asistencial, de educación, prevención y vigilancia en salud pública será un sistema sanitario más fuerte y con más capacidades, pero, sobre todo, será un sistema sanitario más equitativo.

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