Farmacia con Arte – Revista Farmacéuticos https://www.farmaceuticos.com/revista Mon, 12 Aug 2024 08:52:19 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5 https://www.farmaceuticos.com/revista/wp-content/uploads/2024/02/cropped-favi-cion-farmaceuticos-1-32x32-1.png Farmacia con Arte – Revista Farmacéuticos https://www.farmaceuticos.com/revista 32 32 Un encargo muy especial https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/un-encargo-muy-especial/ Mon, 12 Aug 2024 08:52:19 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=4278 Primero fueron las cavernas. Después las tiendas de pieles. Posteriormente, los palafitos y las chozas de barro y paja, que fueron las primeras construcciones que indicaron el abandono de la vida nómada. La humanidad había estrenado un estilo de vida que dura hasta hoy.

En el Neolítico, con la aparición de la agricultura y el consiguiente asentamiento de los pueblos, las sociedades aumentaron y construyeron viviendas estables, así como edificaciones religiosas o defensivas. Los griegos y los romanos sentaron las bases de lo que se considera la arquitectura clásica. Más tarde se fueron desarrollando los distintos estilos arquitectónicos: románico, gótico, renacentista, barroco, neoclásico, industrial, moderno y contemporáneo.

Tras cada uno de estos periodos siempre han estado los artistas que diseñaron todas y cada una de las obras. Nombres como Apolodoro de Damasco, Palladio, Vasari, Vitruvio, Brunelleschi, Miguel Ángel, Gaudí, Frank Lloyd Wright, Le Corbusier, Frank Gehry, Renzo Piano, Moneo, Gropius o Norman Foster forman parte del acervo cultural de los pueblos. Las ciudades compitieron para difundir su poder, su grandeza, su autoridad. Pirámides, zigurats, acueductos, foros y faros; monasterios, castillos, palacios, fortalezas y catedrales inverosímiles. Albergues, posadas, corralas y viviendas; Grandiosos teatros y estadios. Edificaciones que queriendo arañar el cielo se han ido haciendo cada vez más altas. Los materiales y las técnicas han evolucionado con los tiempos, pasando de la piedra y la madera, al hormigón armado, el metal y el cristal.

España es un país riquísimo en cantidad y calidad de monumentos. En ellos, así como en sus casonas, edificios y viviendas, está impreso el largo devenir de su historia. El legado romano, árabe, visigótico, románico y gótico sigue adornando nuestros paisajes, pero en la España decimonónica llegó la modernidad y con ella un considerable cambio en la forma de pensar en las ciudades. Nació el urbanismo. Se pasó del historicismo al modernismo que tuvo una gran expansión en Cataluña de la mano del genial Gaudí.

Los maestros de la arquitectura realizan diseños, coordinan y gestionan proyectos de todo tipo. Entre ellos están las farmacias. Se sabe que Gaudí participó en la decoración y mobiliario de la Farmacia Gibert, hoy desaparecida, que se encontraba en el barcelonés paseo de Gracia»

Los maestros de la arquitectura realizan diseños, coordinan y gestionan proyectos de todo tipo. Entre ellos están las farmacias. Se sabe que Gaudí participó en la decoración y mobiliario de la Farmacia Gibert, hoy desaparecida, que se encontraba en el barcelonés paseo de Gracia. Fue uno de sus primeros encargos. Y es que la construcción de un establecimiento farmacéutico, dado sus particulares características, se puede considerar como un encargo muy especial. La relación arquitectura-farmacia es una realidad. Estudios de arquitectos de renombre como el de Antonio Lamela, constructor de la T-4 del Aeropuerto de Madrid, las Torres Colón, importantes edificios en Torremolinos y en el Paseo Marítimo de Málaga, también diseñaron farmacias como la situada en la Calle General Pardiñas de Madrid.

Ya en el pasado, los arquitectos de grandes monumentos efectuaban las obras pertinentes para albergar las boticas monásticas hospitalarias y palaciegas. Tal es el caso de la botica del Escorial cuyo proyecto se debe al famoso Juan de Herrera, militar, matemático , geómetra y arquitecto de Felipe II; autor, además de El Monasterio del Escorial, de la catedral de Valladolid, y del Palacio Real de Aranjuez, aunque la botica la ejecutó su alumno y colaborador Francisco de Mora. El Palacio Real de Madrid, construido con piedra y ladrillo para evitar que un incendio lo destruyera como el Antiguo Alcázar, acoge en un ala del mismo, la Real Botica. Narciso Pascual y Colomer, arquitecto y paisajista de la época isabelina, fue el encargado de instalarla en dicho espacio.

Grandes y pequeñas farmacias jalonan la geografía española adoptando en cada región la fisonomía del lugar.

En la verde Galicia, entre castaños, viñas y maizales, hay un municipio perteneciente a la provincia de Pontevedra: Porriño; famoso por sus canteras de granito. El más apreciado es el llamado granito rosa Porriño. En esta localidad nació uno de los más reconocidos arquitectos gallegos: Antonio Palacios, pionero en la explotación del granito rosa y gris procedente de su tierra.

Palacios es el responsable de la construcción de muchos edificios emblemáticos del centro de Madrid. Ahora, y con motivo del 150 aniversario de su nacimiento, se han organizado una serie de actos y exposiciones para recordar a tan insigne creador. Así que por favor, póngase un calzado cómodo porque vamos a realizar un recorrido por el magnífico legado que nos ha dejado en la capital.

En primer lugar nos situaremos en el corazón de la urbe, junto a la diosa Blanca, la diosa Cibeles, obra de Ventura Rodríguez, otro de los artífices de Madrid. Desde allí alzaremos la vista hacia el inmenso Palacio que albergó durante años el Palacio de Correos y Comunicaciones, sede actual del Ayuntamiento madrileño. Entre castillo y catedral, su alma se queja. Ecléctico, grande por dentro y por fuera. Posee una cubierta acristalada, inspirada en el Palacio de Cristal del vecino Retiro.

Sigamos transitando por este escenario que es Madrid. Subiendo por la calle de Alcalá y en la esquina con la castiza calle Barquillo, un impresionante edificio de cuatro plantas, con cúpula de cristal, nos impresiona por su solidez y relación con su entorno. Conocido también por sus columnas jónicas y unas inmensas cariátides que flanquean su puerta original. Es la actual sede del Instituto Cervantes, siendo anteriormente el Banco Español del Río de la Plata. La calle de Alcalá, larga donde las haya, se encamina hacia la Puerta del Sol. Si volvemos la vista atrás, allí estará ella, la otra Puerta, la mil veces cantada. Dejémosla, viendo pasar el tiempo, mientras dirigimos nuestros pasos hacia otro majestuoso, y «palaciego» edificio: el Círculo de Bellas Artes, simbolo destacado de la modernidad, de inspiración neoyorquina con detalles griegos, cuyo torreón esta rematado por la diosa Minerva.

Si están un poco cansados, no se preocupen. Ahora vamos a coger el metro. Antes visitaremos la Casa Matesanz, la Casa del Conde de Bugallal, la casa de viviendas en la calle Cedaceros y las del Marqués de Villamejor. Todas ellas firmadas por Palacios. Pues bien, en 1917 se fundó la Compañía Metropolitana de Alfonso XIII. El papel de Palacios en el proyecto del metro fue clave, pues le proporcionó una identidad en la que destacan las líneas decorativas de los templetes, las barandillas de hierro y el uso de la cerámica.

La cerámica es una constante en la obra de nuestro arquitecto. Junto a Otamendi, otro prestigioso arquitecto de la época, y Daniel Zuloaga, ceramista y tío del pintor Ignacio Zuloaga, realizaron muchos trabajos. Sin esta singular colaboración no se entendería el resultado final del edificio con el que concluiremos este itinerario. Bien, una vez lleguemos a la estación de metro de Cuatro Caminos, nos dirigiremos hacia la calle Raimundo Fernández Villaverde. Bajando a la derecha, un imponente edificio de piedra nos sale al paso: el Antiguo Hospital de Jornaleros, hoy Palacio Maudes, perteneciente a la Comunidad de Madrid. Este hospital contaba con 150 camas, diversos pabellones, jardines y una iglesia. Arquitectónicamente lleva la impronta de Palacios, especialmente en el uso de los elementos cerámicos tanto en el exterior como en el interior del mismo, así como balaustradas, torrecillas y pináculos que le dan un aire palaciego.

Desde la diosa Cibeles alzaremos la vista hacia el inmenso Palacio que albergó durante años el Palacio de Correos y Comunicaciones, sede actual del Ayuntamiento madrileño. Entre castillo y catedral, su alma se queja. Ecléctico, grande por dentro y por fuera. Posee una cubierta acristalada, inspirada en el Palacio de Cristal del vecino Retiro».

En nuestro itinerario falta una obra que desgraciadamente ha desaparecido. El famosísimo Hotel Florida, en la Plaza de Callao. Bello y singular, célebre por tener baño propio en cada habitación. Se convirtió en el centro de la modernidad, donde se reunían gentes del teatro, cine y la bohemia. Durante la guerra civil fue el hogar de los grandes escritores y corresponsales extranjeros: John Dos Passos, Hemingway, Martha Gellhorn, Saint Exupéry o Robert Capa.

Antonio Palacios nunca olvidó su terruño. Entre las numerosas obras que proyectó en Galicia, destaca el edificio de la Botica Nova en Porriño. Diseñada para su hermano José Palacios, farmacéutico. De factura sencilla tiene una esquina redondeada a modo de torreta en el que un mosaico de cerámica azul porta el rotulo «Botica Nova de Palacios». Botica actualmente regentada por Celia Diz.

Las ciudades se están transformando, las farmacias también. Cada vez son menos decorativas y más funcionales, aprovechando los nuevos materiales, así como mejorando los espacios y los mobiliarios. Las tendencias actuales pasan por la reducción del impacto ambiental, sostenibilidad y versatilidad, sin olvidar la creatividad.

Uno de los alegatos más hermosos en la literatura a favor de la creatividad en la arquitectura es el que escribió la novelista Ayn Rand, en su libro «El Manantial» (1493), donde defiende la individualidad del autor.

A través de los siglos, la humanidad fue construyendo ciudades, escenarios donde vivir y morir. Muchas de ellas han desaparecido bajo el peso de la historia, bien por causas naturales o por las guerras. Ruinas legendarias que aún sirven de inspiración a los nuevos creadores. Al principio vivíamos a ras de tierra, ahora día a día, vamos conquistando un palmo más de cielo: grandes metrópolis, insólitos paisajes urbanos.

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Una farmacia junto al Tíber https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/una-farmacia-junto-al-tiber/ Tue, 18 Jun 2024 11:49:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1125 Ancestral. Inmortal. Arrastra rumores desde épocas inmemoriales: el canto de las aves; aleteo de insectos. Peces saltarines nadan entre sus orillas arboladas. Sus aguas guardan secretos inconfesables: cuchicheos de maleantes; confesiones de amantes; traiciones de gobernantes. Ecos del pasado. Voces apagadas que traman en la oscuridad. Así se forjó el espíritu del padre Tíber, un río convulso y bullicioso como la eterna ciudad que baña.

En tiempos remotos, una deidad con poder sobre la salud y la enfermedad, hijo de Apolo y una mortal, consiguió tal fama debido a sus conocimientos médicos, que su culto se extendió por toda Grecia: Asclepio. Citado por Homero en la Ilíada, tuvo dos hijos médicos y cinco hijas: Aceso, Yaso, Egle, Panacea «la que todo lo cura» e Hygea, la Salud.  Más de 200 templos se erigieron en su honor. En la isla griega de Cos, se construyó una magnífica edificación con terrazas conectadas por escalinatas de mármol y habitaciones donde se realizaban las curas terapéuticas. Aquí fundó Hipócrates su escuela de medicina. En Atenas el santuario se encontraba dentro del recinto de la Acrópolis. En la tierra natal de Galeno, Pérgamo, el templo se encontraba rodeado de manantiales. En Epidauro, considerado el lugar de nacimiento de Asclepio, el espacio sagrado se asentaba en un valle rodeado de montañas. Cuando el culto al dios de la medicina llegó a Roma, su nombre se transformó y fue conocido como Esculapio. Cuenta la leyenda que una plaga azotó a Roma. Los vaticinios determinaron que había que construir un templo en honor a dicho dios. Decidieron hacerlo en una isla muy especial, que según la tradición se había formado con el grano del cereal vertido al río durante años: la isla Tibertina. Ovidio en su Metamorfosis nos cuenta la llegada de Esculapio a la isla transmutado en forma de serpiente enroscada en su bastón. Una isla en forma de barco con un templo donde por el ritual de «incubación», los peregrinos y enfermos se curaban cuando el dios sanador los visitaba, mientras dormían.

Posteriormente estos templos se fueron transformando en centros sanitarios, donde además de ser lugares con aires puros, existían fuentes de aguas minerales. Sobre las ruinas del  Asclepeion romano se edificó la Iglesia de San Bartolomé y a su lado, el Hospital (Ospedalle) de San Juan de Dios.

En la isla griega de Cos, se construyó una magnífica edificación con terrazas conectadas por escalinatas de mármol y habitaciones donde se realizaban las curas terapéuticas.»

Tras las ventanas del «Ospedalle», se divisan las gaviotas que sobrevuelan las verdes aguas para dirigirse hacia el barrio más alegre y bohemio de la ciudad. Trastévere (tras el río Tévere); Allí, entre iglesias, plazuelas y calles adoquinadas, sus edificios, siempre a falta de una mano de pintura, pero bellamente vestidos de flores y enredaderas, se encuentra una farmacia antiquísima: Santa María de la Scala.

Cuenta la leyenda que en 1592, un gran número de peregrinos empezaron a visitar un icono de la Virgen que había en una escalera exterior de una casita de este barrio, considerada como milagrosa por haber curado a un bebé, gracias a los rezos de su madre. Por este motivo, el papa Clemente VIII decidió construir una iglesia para albergarlo. Fue encargada a los carmelitas y acabada en 1610. Formando parte del convento del mismo nombre y a partir de 1640 se abrió al público una spezieria (farmacia) única y singular.

Sita en un primer piso, una ornamentada puerta recibe al visitante que inmediatamente se traslada a otros tiempos. Sobre el mostrador una pintura de Santa Teresa, en los muebles, inscripciones religiosas: «De la tierra el Altísimo creó las medicinas: el hombre prudente no las despreciará». Galeno, Avicena, Hipócrates se asoman desde los armarios que guardan las hierbas medicinales. De especial interés es el «Tratado Delli simplici», herbario atribuido a Fray Basilio, farmacéutico del XVIII. Esta farmacia barroca nos proporciona una valiosa información sobre la ciencia farmacéutica, gracias a que la orden de los carmelitas descalzos durante los siglos XVII y XVIII, mantuvieron relaciones comerciales con las indias orientales y occidentales.  Confluyendo preparados procedentes del mundo mediterráneo antiguo, árabe, Egipto y próximo oriente con aquellos provenientes de las Américas, la India o Ceylán. Famosos fueron la Theríaca, o las aguas de Toronjil para la histeria, la de la Scala, antineurálgica, o la anti-pestilencial. La trastienda es un espectacular laboratorio que contiene los utensilios y materiales para la preparación de los fármacos.

El aroma de las especias y drogas guardadas en cajas de madera de sándalo, que portan sus nombres con letras góticas se mezclaban con la fragancia de las flores e hierbas que descendían del  «orto botánico», frondoso y rico que tapizan las laderas de la colina del Janículo, bajo el cual se asienta el Trastévere. En este antiguo barrio se ubica el Monasterio de Santa Cecilia, patrona de la música. Las monjas benedictinas que lo habitan han cumplido durante siglos una importante labor en la dispensación y elaboración de remedios que ellas mismas preparaban con las plantas medicinales que cultivaban en su jardín. Monjas apotecarias que debían conocer las aplicaciones prácticas amén de los tratados teóricos. Así en 1527 el cardenal Sfondrati instaló una botica en el interior del convento para atender a los colectivos más vulnerables. La Spezieria di Santa Cecilia se dotó de libros, destiladores, morteros, balanzas, armarios, mesas y recipientes de todo tipo para almacenar los medicamentos: de mayólica, cristal o terracota. Esta impresionante colección, que ha llegado intacta hasta hoy día, ofrece particularidades curiosas como la presencia de las iniciales de los nombres de las monjas en muchos de los útiles. En 1936 fue transferida a la Biblioteca Vaticana y en 1999, bajo el papado de San Juan Pablo II, pasó a los Museos Vaticanos. Ahora es posible visitarla junto a la Capilla Sixtina, en una sala que según dicen, entre los siglos XVI y XVII existía una farmacia para satisfacer las necesidades sanitarias de los cardenales durante los cónclaves.

Las monjas benedictinas que lo habitan han cumplido durante siglos una importante labor en la dispensación y elaboración de remedios que ellas mismas preparaban con las plantas medicinales que cultivaban en su jardín.»

Bajo el sol de la Roma papal y barroca, existieron unas ochenta boticas parecidas a las nombradas anteriormente, herederas de las ancestrales «medicatrinas» que se establecieron  bajo el cielo de la Roma de los Césares. Eran casas que constaban con salas de consulta; de enfermos; y de preparación y dispensación de medicamentos, donde los médico-farmacéuticos (aún no existía diferencia) ejercían su profesión.

Si bien los saberes médicos provenían de Grecia, es en Roma donde se empiezan a utilizar los medicamentos como tratamiento de la enfermedad. Así que alejémonos un poco del río y viajemos en el tiempo hasta el Foro de la Roma Imperial. Allí donde se desarrollaba toda la vida política, religiosa, cultural y mercantil de la urbe, podríamos ver a Galeno encaminándose hacia las estancias donde se guardaban las hierbas medicinales y las ricas especias de los emperadores y en las que él mismo preparaba los medicamentos. Galeno fue el médico de los emperadores Marco Aurelio, Cómodo y Septimio Severo. En sus textos habla de un lugar en el que compraba los productos, y además constaba de una biblioteca y salas donde impartía sus conferencias. Ahora, y de forma casual en unas excavaciones arqueológicas bajo la basílica de Majencio, se ha encontrado un edificio de planta rectangular, con un patio porticado y varias estancias que bien pudieran haber servido como laboratorios. Esta construcción se ha identificado como los Horrea piperataria, lugar adonde acudían muchos médicos de Roma para obtener los ingredientes necesarios para sus pócimas. Hay constancia de la presencia del médico griego Arcagato, por tanto es bastante posible que Galeno también los utilizara.

Aura, la brisa del amanecer  levantó la bruma que oculta un puente lleno de misterio. Puente que fue de madera y después, de piedra en el siglo II a.C. El antiguo y romántico puente Roto. Uno de los muchos que cruzan el río. Tiberino, el dios del río que encontró a los gemelos Rómulo y Remo, sale cada mañana desde su morada, allá en los Apeninos, para observar su imperio, mil veces pintado y fotografiado. Al seguir el curso del agua divisa la magnífica cúpula de San Pedro. Se asombra con el imponente Castillo de Sant’Angelo desde el cual, el arcángel San Miguel, victorioso, domina el territorio a ambos lados del río. Vigila de cerca la Isla sagrada, la isla Tibertina, donde se erigió el templo de Esculapio. Recuerda que antiguamente en el mismo lugar, era a él a quien se le brindaban ofrendas. Por eso sigue cuidando su heredad ¡Aunque se siente protagonista del paisaje de otro tiempo!

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El botiquín de Lord Byron https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/el-botiquin-de-lord-byron/ Tue, 05 Mar 2024 11:12:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1240 Al acercarnos a la Italia meridional, el olor del limonero impregna el paisaje. Se asoman los olivos a las aguas turquesas del golfo, que enamora a quien tiene la dicha de contemplarlo. Sonetos, rimas, versos y estrofas danzan al compás de las olas. El golfo hace honor a su nombre.

El Golfo de los Poetas baña las costas de Liguria en Italia en la cercanía de las míticas “Cinque Terras”, cuyos pueblos de pescadores reflejan sus casas multicolores en el mar. Aunque hoy día estén saturados por el turismo, aún mantienen el sabor que hechizó a los poetas y viajeros románticos cuando visitaron sus recoletos y pintorescos puertos. Entre los personajes que dejaron aquí su indeleble huella destaca el gran poeta inglés Lord Byron.

George Gordon Byron nació en Londres en 1788. Elegante, de gran personalidad y talento, su fama ha trascendido a través de los años convirtiéndose en el paradigma del héroe romántico por excelencia. Poeta maldito, su vida estuvo jalonada de escándalos y excesos, infidelidades y adulterios. Vivió siempre envuelto en la polémica. Célebre es su estancia en el lago Leman durante el extraño verano de 1816. El verano que nunca lo fue, debido a la erupción en Indonesia del volcán Tambora. Día tras día, el cielo permanecía cubierto; los aguaceros se habían instalado en el paisaje y el viento agitaba los árboles con verdadera pasión invernal. Byron, junto a su médico John Polidori, coincidió con los escritores Mary y Percy Shelley en la “Villa Diodati”. Durante esas fechas para ahuyentar el aburrimiento inventaron las historias de terror más famosas de la época: Frankestein y el Vampiro.

George Gordon Byron nació en Londres en 1788. Elegante, de gran personalidad y talento, su fama ha trascendido a través de los años convirtiéndose en el paradigma del héroe romántico por excelencia.

Allí se gestó la amistad del poeta con los Shelley con los que pasó temporadas en la costa genovesa, en el bello golfo de la Spezia o de los Poetas. Sus acantilados, islitas, grutas y pueblos amurallados junto al mar, dibujan paisajes de agua donde las barcas se dejan mecer por la corriente. Un rincón donde el mar se muestra atemporal y evocador; sublime y romántico como ellos.

Byron, según su maestro el Dr. Drury, “tenía alma y fuego en los ojos”. Su espíritu era corsario, temperamental y aventurero. Mucho antes de su exilio voluntario en Italia, debido a sus escándalos y convicciones contrarias a la política inglesa, a los 21 años había emprendido el tradicional Grand Tour, viaje que los jóvenes adinerados realizaban por Europa. Byron eligió un itinerario poco habitual, que lo lleva por Portugal, España, Malta y Turquía. Durante el viaje escribe el poema que lo hizo mundialmente conocido: “Las peregrinaciones de Childe Harold”.

Otra de sus grandes obras fue el poema satírico “Don Juan” inspirado en la leyenda del Tenorio. ¿Estará de alguna manera relacionado con la estancia del poeta en Sevilla en 1809? Byron se alojó en pleno Barrio de Santa Cruz en la calle Cruces 19, hoy Fabiola; quedó prendado de la ciudad y de su catedral “la más hermosa que había visto”. Allí fue requerido de amores por la dueña del establecimiento, “doña Josefa”, quien fue elegantemente rechazada. Abandonó el perfume de los naranjos para respirar el salitre marino de la “tacita de plata”, donde compartió un palco en la ópera gaditana con una bella joven, hija de un almirante, para la que parece que compuso “The Girl of Cádiz”.

El Grand Tour fue considerado el viaje hacia el conocimiento. Imprescindible en la educación de los jóvenes, especialmente los británicos de alto nivel económico. Aprender, observar, entender las costumbres de otros lugares, como experiencia vital. El filósofo Francis Bacon, en el siglo XVI, y el sacerdote católico Richard Lassels en el XVII, dieron el impulso definitivo al proyecto formativo, con la publicación de sendas guías de viajes. Aunque no fueros los ingleses e irlandeses los únicos que viajaron por Europa en esos tiempos. La literatura de viajes vivió su edad de oro, siendo “El Viaje a Italia” de Goethe uno de sus mayores exponentes. Italia, sus ruinas, templos y volcanes, junto a la travesía de los Alpes fueron sin duda los lugares que más impresionaron a los ilustres viajeros. Parajes fértiles en belleza e historia. Tierras donde revivir los grandes momentos épicos que relataron los rapsodas.

El Grand Tour fue considerado el viaje hacia el conocimiento. Imprescindible en la educación de los jóvenes, especialmente los británicos de alto nivel económico. Aprender, observar, entender las costumbres de otros lugares, como experiencia vital.

Ebrios de aventura, en sus cuadernos pintaban acuarelas, bocetos o carboncillos, tomaban nota de todo lo que les venía a la mente en cualquier rincón que visitaban: Florencia, Nápoles, Venecia, la antigua Roma, Pompeya y Herculano o la Villa de Adriano en Tívoli, evocaban las más intensas emociones. Compraban mármoles, terracotas, relieves, esculturas, no siempre auténticas.

Durante la fase más activa del Grand Tour, a finales del siglo XVIII, y debido a la guerra entre Inglaterra y Francia por la guerra de independencia de las colonias americanas, tuvo lugar la captura por parte de dos buques franceses de la fragata Westmorland. Esta nave transportaba además de salazones, licores y productos medicinales como el maná (liquido ligeramente azucarado de origen vegetal), piezas de todo tipo: antigüedades, bustos, libros, pinturas y acuarelas de paisajes recogidos por viajeros del Grand Tour. El buque había partido de Livorno con destino a Inglaterra, fue conducido al puerto de Málaga; su mercancía fue adquirida por Carlos III, para que formara parte de la Colección de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1752 esta Academia organiza un sistema de pensiones para que arquitectos, escultores y pintores tengan la oportunidad de viajar a Italia, especialmente a Roma y completar su aprendizaje. Leandro Fernández de Moratín fue uno de los españoles que disfrutaron del Grand Tour en su época dorada. También ellos llevaban un cuaderno donde dibujaban y anotaban sus impresiones. Uno de los cuadernos más importantes es sin duda el “Cuaderno Italiano” de Goya. Viajes narrados. Diarios que nos han permitido conocer de primera mano las aventuras y desventuras de estos primeros “turistas”.

Teniendo en cuenta la duración de estos peregrinajes, los equipajes eran muy complejos: ropas cómodas y de fiesta, libros, mapas y guías, calzados de suela de corcho, ropa de cama, de abrigo y artículos de cocina. Aquellos que iban a atravesar los Alpes llevaban zapatos o botines herrados así como bastones con punta. Calzas de piel o polainas para ahuyentar a los insectos, así como el uso del vinagre en la cara, pies y manos para alejar a las moscas. Importante sin duda era el neceser-botiquín con productos para purificar el agua, tratar vómitos o diarreas, así como un pequeño mortero, y preparados para curas básicas.

Sabemos que de la palabra Botica viene el diminutivo “botiquín”: mueble, caja o maleta para guardar medicinas o transportarlas a donde convenga.

Sabemos que de la palabra Botica viene el diminutivo “botiquín”: mueble, caja o maleta para guardar medicinas o transportarlas a donde convenga. Desde tiempos inmemoriales el ser humano se ha desplazado de un lugar a otro. Nunca faltó en su equipaje una farmacia portátil. Desde los botiquines prehistóricos repletos de las plantas medicinales hasta los más sofisticados que viajan al espacio, suelen estar destinados al tratamiento de lesiones menores. Aunque lógicamente no es igual hacer una travesía marítima o terrestre que un viaje a Marte.

Normalmente están especificados en función de la actividad que se realice. En el caso de los caminantes y peregrinos a pie no pueden faltar apósitos, tiritas, antisépticos, colirios, analgésicos y antiinflamatorios. En las grandes expediciones marítimas de los siglos XV y XVI, las naves llevaban remedios y compuestos para aliviar los males que pudieran acontecer durante las mismas. El botiquín que llevó Magallanes en su famosa vuelta al mundo ha sido catalogado e identificado gracias al trabajo “La botica en la expedición de Magallanes y Elcano” de nuestro compañero Cecilio J. Venegas, en colaboración con Antonio Ramos.

El mundo se hizo más grande. Los viajeros del siglo XIX eran exploradores, científicos o simplemente amantes del conocimiento. La realeza y la aristocracia se mueven por Europa para asistir a bodas, conciertos, reuniones, actos sociales y con ellos aparece el concepto del “lujo nómada”. Así por ejemplo, en sus viajes, la Reina Isabel II de España siempre transportaba consigo las medicinas recetadas y preparadas para ella en la Real Botica. Y salvando la distancia en el tiempo, Isabel II de Inglaterra, llevaba una bolsa de suministro de sangre de su grupo sanguíneo.

1824. Byron, el héroe romántico, viaja con la mirada de Ulises en el alma, sigue los ecos milenarios del poema homérico. Va a Grecia a luchar por la independencia de un país que no es el suyo. Quiso morir luchando, prolongar su juventud. Pero cae enfermo de fiebres, las sangrías a las que es sometido, lo van debilitando y a pesar ser tratado con los medicamentos de la farmacopea local, el 19 de abril a los 36 años, se duerme para siempre ¡Nadie escapa a su destino!

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Las mariposas de Don Santiago https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/las-mariposas-de-don-santiago/ Tue, 05 Dec 2023 11:17:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1245 Una profunda emoción recorrió el espíritu del buscador de mariposas. Aquel ejemplar de irisados colores revoloteaba alegremente alrededor de una flor recién abierta. El chaval dudó ¿Cazarla o no? !Qué gran dilema! ¡Había tanta belleza en ese instante!

Al pequeño Santiago le gustaba corretear por los montes, observar los árboles y los pájaros. Amaba la naturaleza sobre todas las cosas y su pasión era dibujarla. Rocas reflejadas en los arroyos; juncos y nenúfares; florecillas silvestres y mariposas… Rebelde y travieso, niño testarudo y de inteligencia precoz, tuvo una relación conflictiva con su padre Justo Ramón, cirujano rural.

Rebelde y travieso, niño testarudo y de inteligencia precoz, tuvo una relación conflictiva con su padre Justo Ramón, cirujano rural.

Santiago Ramón y Cajal había nacido en un pueblito navarro enclavado en la provincia de Zaragoza llamado Petilla de Aragón. Pronto su familia partió de allí debido al trabajo del padre. Atrás quedaron el río, los frondosos bosques, la sierra, la Iglesia de San Millán Abad y las ermitas. Tuvo una infancia itinerante. Estudió bachillerato en Jaca y Huesca, y la licenciatura en Medicina en Zaragoza. La ilusión de su padre de que fuera médico se había hecho realidad. Juntos realizaban trabajos de anatomía y disección. La habilidad de Santiago para el dibujo era patente y conseguía plasmar con todo detalle cualquier parte del cuerpo. La fotografía fue su otra gran pasión, siendo pionero de la fotografía en color en España.

En Cuba, donde ejerció como médico militar, montó un pequeño laboratorio. Enfermo de paludismo regresó a Zaragoza. “Zaragoza es algo mío, muy íntimo, que llevo embebido en mi corazón y en mi espíritu y palpita en mi carácter y en mis actos”. Estas palabras del científico muestran su afecto a la ciudad donde conoció a su mujer, Silveria Fañanás y donde nacieron sus primeros hijos. Aquí también decidió graduarse para el doctorado, matriculándose por libre en las asignaturas requeridas. Para la asignatura de Química Analítica su instructor fue el ilustre farmacéutico don Ramón Ríos.

Para la asignatura de Química Analítica su instructor fue el ilustre farmacéutico don Ramón Ríos.

La farmacia Ríos fue toda una institución; poseía un novedoso laboratorio químico. Cuando en 1895 los hermanos Ríos se trasladan a la calle del Coso 43-45, lograron establecer un verdadero tesoro modernista enclavado en el centro de la capital maña.

Cabe pensar que el joven Santiago, enamorado del arte y la pintura, se hubiera encontrado muy a gusto en este establecimiento decorado con motivos vegetales de uso medicinal: hojas de laurel, adormidera y tilo. El emblema de la Medicina grabado en los cristales esmerilados; el áspid y la copa, símbolo de la Farmacia, en la parte superior de la estantería de nogal donde se ubicaba el botamen. En el techo, un conjunto de óleos embellecían la estancia, todos de carácter simbólico y relacionados con las ciencias farmacéuticas. Notables son, sin duda, los cuatro óleos triangulares donde se pueden leer los nombres de importantes farmacéuticos y botánicos: Francisco Loscos Bernal, José Pardo Sastrón, Agustín Yáñez y Antonio Sánchez Comendador.

En la rebotica se organizaban interesantes tertulias a las que acudía entre otros, Pedro Ramón y Cajal, hermano de Santiago. A Santiago le gustaba discutir sobre ciencia y arte. Durante su estancia en Valencia, donde había obtenido la cátedra de Anatomía Descriptiva y General en la Facultad de Medicina, frecuenta el “Gaster Club”, donde además de realizar excursiones se debatía sobre las novedades científicas procedentes de Europa. Durante esta época empieza a escribir relatos bajo el seudónimo “Dr. Bacteria”, en los que expresa sus emociones al ir descubriendo el mundo microscópico: “el hechizo de lo infinitamente pequeño”. Y en esta luminosa ciudad comienza su investigación histológica de la mano de su colega y amigo Luis Simarro.

El Dr. Simarro, figura fundamental de la neuropsiquiatría, fue quien le enseñó a Cajal las técnicas de coloración histológicas del italiano Golgi. Es un método que permite la formación de depósitos opacos intracelulares de cromato argéntico, producto de la reacción entre el nitrato de plata y el bicromato de potasio.

El bicromato de potasio tiene un color anaranjado intenso. En el magnífico cuadro que Sorolla pintó de Simarro, amigo y médico personal del pintor, titulado “Una investigación”, se observa en primer término, un frasco de este producto, y en el centro de la escena, el doctor enfundado en una bata blanca, trabajando en una preparación histológica rodeado de sus discípulos. El Dr. Cajal también fue retratado por Sorolla cuando ya estaba instalado en Madrid, adonde había llegado procedente de Barcelona, recién obtenida la cátedra de Histológica y Anatomía.

Durante su primer año en Barcelona, había publicado sus primeros trabajos de relevancia internacional, ratificando que las neuronas son la unidad básica del sistema nervioso y materializando que la estructura del sistema nervioso no era una red, sino un circuito de células que se comunican mediante pequeños “saltos al vacío», que después se denominó sinapsis. Al fin había encontrado “la sede del alma”: las neuronas. Y describió su emoción por hallar algo nuevo, “como el entomólogo a la caza de mariposas de vistosos colores, mi atención perseguía, en el vergel de la sustancia gris células de formas delicadas y elegantes, la misteriosa mariposa del alma, cuyo batir de alas quien sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida mental”.

Sus descubrimientos son la piedra angular de la neurobiología moderna. Ellos han propiciado desentrañar las bases moleculares de la comunicación neuronal y las funciones de los distintos neurotransmisores. Conocimiento que está permitiendo el diseño de nuevos medicamentos que puedan ayudar en la lucha contra las enfermedades neurológicas. Parece ser que el futuro de la neurociencia está en la computación y en las matemáticas.

Cajal era capaz de dibujar la morfología completa de cada neurona, así como numerosos diagramas de diferentes tipos de células nerviosas con una precisión excepcional. Sus trabajos son la base de lo que hoy día conocemos como Inteligencia Artificial.

Los pioneros de la IA, McCulloch y Pitt, propusieron un modelo de neuronas artificiales, que incluso serían capaces de aprender. Gran parte de los diseños de algoritmos y sistemas de IA actuales están basados en la biología. Hoy día aplica el método científico. La IA ha irrumpido en nuestra vida y está siendo utilizada en todos los campos.

En la Educación, especialmente por el sistema ChatGPT, asistente virtual especializado en diálogo, capaz de generar textos, contestar preguntas y resolver problemas, lo que conlleva una nueva forma de entender el sistema educativo; en la lucha contra el cambio climático para aprovechar mejor el uso de agua y los pesticidas. En el campo de la salud esta herramienta digital está empezando a dar sus frutos permitiendo el desarrollo de novedosos fármacos. Según Geoffrey Hinton, catedrático de Ciencias de la Computación en la Universidad de Toronto, en los próximos años las redes neuronales artificiales podrán predecir cánceres y examinar la retina de un diabético con una gran exactitud. Tecnología que también se puede aplicar en los Diagnósticos por la Imagen, especialmente en ecografías de mama y tiroides.

En el campo de la Farmacia, la IA permitirá brindar en las oficinas de farmacia asistencia personalizada al paciente; recopilar y gestionar datos y mejorar la adherencia a los tratamientos. Los asistentes farmacéuticos basados en la IA son ya una realidad y permiten el control, el almacenamiento y dispensación optimizando la atención. Asimismo la IA ofrece grandes beneficios tanto a la Industria Farmacéutica como a los farmacéuticos que trabajan en el ámbito hospitalario.

Se adentró en la selva impenetrable de la corteza cerebral buscando las mariposas del alma, bella metáfora con la que denominó a las células piramidales, base indiscutible del pensamiento!

Aunque por mucho que los ordenadores estén instruidos para realizar trabajos cada vez más sofisticados, aún no llegan a igualar a las capacidades del cerebro humano. Todavía hay mucho que conocer sobre este órgano tan complejo. Y como dice el prestigioso neurocientífico Rafael Yuste: el cerebro lleva millones de años preparando algoritmos biológicos y es posible que sean más complejos que la computadora más portentosa. Últimamente y gracias a las nuevas tecnologías, la neurociencia sigue descubriendo secretos del cerebro, como la capacidad de generar nuevas neuronas. Además se está realizando el primer «atlas» del mismo, que conllevará grandes avances en esta materia.

Cajal recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1906. Médico, investigador, docente, humanista, tertuliano, fotógrafo, escritor y artista. Comentaba que su botica espiritual era su biblioteca de 10.000 volúmenes y que todo hombre podía ser, si se lo proponía, escultor de su propio cerebro. Sus magníficos dibujos, formas arborescentes y morfológicas influyeron en los pintores surrealistas como Dalí, Miró o Kandinsky.

Ampliamente galardonado y admirado, su vida es todo un ejemplo, con una voluntad indomable que quiso cruzar los mares y explorar tierras desconocidas. Se adentró en la selva impenetrable de la corteza cerebral buscando las mariposas del alma, bella metáfora con la que denominó a las células piramidales, base indiscutible del pensamiento! ¡Y lo consiguió!

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El manantial del calcio https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/el-manantial-del-calcio/ Tue, 05 Sep 2023 10:25:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1246 Éxodo 3:8. Yahvé conduce a su pueblo de la mano de Moisés a la tierra prometida, a una tierra ancha y buena que mana leche y miel: alimentos fundamentales para alejar la aflicción y encontrar la felicidad.

La Biblia está repleta de alusiones a estos dos alimentos básicos que también aparecen en el paraíso musulmán. Usados desde los albores de la civilización por sus propiedades nutritivas y/o medicinales, siempre han tenido un fuerte contenido simbólico: fertilidad y prosperidad. De ambos fluidos biológicos nos detendremos en la leche, un auténtico manantial de calcio.

Cuando los antiguos griegos elevaban sus ojos hacia el cielo en las noches estrelladas del verano, acuñaron el término galaxia, (leche en griego) para denominar ese brillo lechoso que es la Vía Láctea, en relación al reguero dejado por la diosa Hera al amamantar a Heracles.

Históricamente la lactancia materna era la única forma de garantizar la salud y supervivencia del recién nacido.

La leche es un alimento completo que proporciona los nutrientes necesarios y de forma equilibrada para el desarrollo de los bebés y crías. La producción de leche característica de los mamíferos es una adaptación evolutiva. Se han descrito casi 5.500 especies diferentes de mamíferos, tan diversos como la ballena azul o los murciélagos. Todos poseen una característica común: las glándulas mamarias productoras de leche. Hay especies como la foca de Weddel que vive en la Antártida, que durante el periodo de lactancia transfiere hierro desde el hígado a su leche, para facilitar así la capacidad buceadora de su cría. El tiempo de lactancia varía de una especie a otra, siendo la más larga, la de los orangutanes que pueden mamar durante ocho años o más. En el caso del ser humano, al existir otras alternativas, la lactancia cobra otra dimensión.

Aunque la OMS recomienda que casi todas las madres sigan dando el pecho a sus bebés hasta los seis meses, la decisión de dar o no el pecho es una elección que debe tomar cada mujer y que en muchos casos no es posible, bien por vulnerabilidad o enfermedad.

Históricamente la lactancia materna era la única forma de garantizar la salud y supervivencia del recién nacido. En la prehistoria, la maternidad y especialmente la lactancia fueron determinantes en el desarrollo social y cultural. A diferencia de otros animales, los humanos nacemos desvalidos. Este hecho hizo que se creara una nueva cultura social de lo materno. La lactancia, que genera larga dependencia, condicionó al grupo que se tuvo que reorganizar para apoyar a las madres, lo que supuso una cooperación social de padres, tíos y abuelas, estableciéndose una estrechez de lazos afectivos que generó la pérdida de movilidad de las comunidades prehistóricas. Hecho, que unido a otros factores propició el sedentarismo.

En el Antiguo Egipto, la lactancia duraba tres años; en la Grecia clásica, era primordial. En el mundo romano se acostumbraba a utilizar nodrizas, especialmente en las clases altas, uso que también estuvo presente en la Edad Media. Durante la Edad Moderna representó un símbolo de status y a su vez significaba un complemento para la economía en el entorno rural. En España durante el siglo XIX ganaron gran fama las amas de cría procedentes de Cantabria, especialmente las pasiegas.

Pero una vez que se acaba la lactancia ¿Es bueno beber leche o no? Durante generaciones ha sido considerado un alimento primordial para todas las edades. Llevamos, desde el Neolítico, unos nueve mil años de experiencia domesticando animales productores de leche. Fue el arma secreta de Gengis Kan, los mongoles se expandieron durante el siglo XIII, creando un imperio que albergaba una cuarta parte de la población mundial que se extendía desde Corea hasta el Danubio. Su alimentación se basaba en los productos obtenidos del ganado que siempre los acompañaban. Fermentaban la leche de ovejas, cabras, yeguas y camellas. Sabemos que los lácteos fermentados son más fáciles de digerir y conservar. Sin necesidad de la ciencia de hoy día, aprendieron a usar microorganismos y enzimas naturales para hacerlo. Así nacieron los yogures, los quesos y el kéfir. Productos ancestrales de los que hay testimonios escritos en la antigua Sumeria y Babilonia; el queso más antiguo descubierto hasta ahora tiene unos 3.200 años; apareció en Egipto, en la tumba de un funcionario a la orden los faraones Seti I y Ramsés II. En la Grecia antigua eran las cabras y ovejas las mayores productoras de leche mientras que en la India y en el resto de Europa predominaban las vacas.

El queso más antiguo descubierto hasta ahora tiene unos 3.200 años; apareció en Egipto, en la tumba de un funcionario a la orden los faraones Seti I y Ramsés II.

Las vacas son capaces de transformar las fibras vegetales en proteínas lácteas, criadas en prados son animales eficientes pero al abandonar los pastos, la huella ecológica se ha disparado y el consumo de los lácteos se ha puesto en entredicho. Parece cierto que la alergia a las proteínas de la leche de vaca está aumentando, especialmente durante la infancia. Curiosamente, la raza blanca es más tolerante a la lactosa que el resto, gracias a una mutación producida en algunas poblaciones hace 30.000 o 40.000 años.

Controversias aparte, la leche y sus derivados son una de las fuentes principales dietéticas de calcio, aunque los vegetales del género Brassica, (coles, brócoli, etc.) también lo aportan en gran cantidad. Es el mineral más abundante en el organismo, formando parte de los huesos y dientes principalmente. Por ello el consumo de lácteos es muy recomendable especialmente en situaciones carenciales, embarazo, lactancia o envejecimiento.

Atrás quedaron las vaquerías y lecherías donde se vendía leche fresca. En las vaquerías había un establo donde guardaban las vacas para ser ordeñadas. En Madrid hubo muchas y fue costumbre hasta bien entrado el siglo XX. La leche fresca había que hervirla antes de consumirla para evitar enfermedades. Con la llegada de la leche pasteurizada, fueron desapareciendo.
La pasteurización es un proceso por el cual al calentar la leche a altas temperaturas antes de ser embotellada, se consigue la destrucción de los patógenos que puedan existir, impidiendo la fermentación sin alteración alguna de su estructura o su composición. Lleva el nombre del químico y bacteriólogo francés Louis Pasteur, quien en 1864, mejoró y explicó científicamente el logro que anteriormente había conseguido su compatriota Nicolas Apper, pionero en la conservación hermética de alimentos por calor.

Posteriormente se fundó la primera fábrica de leche concentrada azucarada, que gracias a su composición se pueden conservar por largos periodos. Uno de los creadores de la leche condensada fue el boticario suizo Henri Nestlé. El fundador de la empresa Nestlé tenía grandes conocimientos de química, lo que le permitió elaborar una fórmula compuesta de leche, azúcar y harina de trigo (Farina Lactee). Con este producto consiguió salvar la vida del pequeño James Schenetzer, hijo de un amigo y colaborador, que por no poder alimentarse de la leche materna estuvo a punto de no sobrevivir. Esta receta fue muy eficiente para la alimentación de los bebés, tuvo un gran éxito, siendo el germen de la primera empresa alimentaria del mundo. Hoy día, la lactancia artificial es una alternativa eficaz y segura. Los farmacéuticos conocen bien todo lo relativo a las fórmulas de inicio, las de continuación y las especiales, estando perfectamente preparados para asesorar sobre la mejor leche en cada período.

Uno de los creadores de la leche condensada fue el boticario suizo Henri Nestlé. El fundador de la empresa Nestlé tenía grandes conocimientos de química, lo que le permitió elaborar una fórmula compuesta de leche, azúcar y harina de trigo (Farina Lactee).

Actualmente a partir de la leche de mamíferos transgénicos y gracias a la ingeniería genética, es posible la obtención de proteínas útiles en diversas terapias contra enfermedades autoinmunes o relacionadas con la coagulación sanguínea.

La leche de origen animal siempre ha estado unida a la humanidad, y así se ha reflejado en el arte, especialmente en el Medievo: son famosos los lienzos de la Virgen amamantando al Niño, ejemplarizantes para fomentar la lactancia; «La Lechera de Burdeos» de Goya nos muestra a una mujer que transporta un cántaro rebosante de leche; Sorolla pinta con gran naturalidad a las «lecheras donostiarras» y Vermeer expresa en su «Lechera» un momento cotidiano e íntimo. En la literatura, la novela pastoril es todo un género: simboliza la naturaleza y el amor. Garcilaso, Cervantes y Lope de Vega se dejaron llevar por su embrujo. Aunque el compositor Liszt nació en una granja lechera, fue el músico Schneider quien compuso la suite orquestal «Leche de Otoño», para la película homónima.

No me puedo olvidar del saber popular, del famoso cuento de la lechera, basado en la fábula de Esopo. Y les dejo con los acordes de «Tengo una vaca lechera…». Y si les apetece, disfruten de una rica leche merengada ¡Tolón, Tolón!

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Un abanico de mar, te voy a regalar https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/un-abanico-de-mar-te-voy-a-regalar/ Mon, 05 Jun 2023 10:51:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1248 Solo te lo podré dar si me acompañas a un increíble viaje. No necesitarás maletas, pero sí aletas, para sumergirte en las aguas del ancho mar. No es fácil de encontrar; sus ramificaciones llenas de color danzan al ritmo de las corrientes marinas, y ancla su cuerpo a una roca como si perteneciera al reino vegetal. Pero no es una planta, ni un coral; es un pequeño animal.

El abanico de mar es un bello ejemplar de pólipo que pertenece a las Gorgonias, crece en forma de abanico y su estructura –esqueleto púrpura, violeta o blanco– puede alcanzar hasta dos metros de alto. Está emparentado con las anémonas, las medusas, y los corales.
Los organismos coralinos tienen los cuerpos blandos, forman colonias y son autosuficientes. Aunque algunos no poseen esqueleto, los que lo tienen, funcionan como protector calcáreo y es el que compone los llamados arrecifes de coral. Producen fascinantes paisajes submarinos. Algunos de ellos se crearon hace 50 millones de años. Viven en los lugares tropicales de todo el planeta y rebosan de vida. El más extenso –de mayor tamaño que Italia– es la Gran Barrera de Coral sita en Australia y le sigue el Arrecife Mesoamericano, en el mar Caribe. Especialmente bellos son los atolones: islas coralinas con una laguna interior que normalmente se comunica con el mar. Se suelen formar alrededor de una isla volcánica cuando esta se va hundiendo en el océano. De igual importancia respecto a la biodiversidad, son los bosques de coral negro, que a diferencia de los anteriores, viven en aguas más frías y en zonas de penumbra. Y al ser bioconstructores sirven de hábitat a invertebrados y algas. Son muy resistentes: los de la Isla de la Palma sobrevivieron intactos a la erupción del volcán de Cumbre Vieja en 2021.

El abanico de mar es un bello ejemplar de pólipo que pertenece a las Gorgonias, crece en forma de abanico y su estructura –esqueleto púrpura, violeta o blanco– puede alcanzar hasta dos metros de alto.

Los corales se reproducen asexualmente cuando son pólipos genéticamente idénticos, aunque la mayoría lo hace de forma sexual. Se podría decir que son «hijos de la luna» puesto que tras un episodio de luna llena, una vez al año, millones de ejemplares desprenden una nube de óvulos y espermatozoides que se encontrarán en la superficie del mar. Se alimentan de pequeños peces y sobre todo de plancton.

El plancton marino está formado por millares de especies, su nombre significa “vagabundo” en griego y es invisible para el ojo humano. Está constituido por cinco grupos de organismos: virus, hongos, bacterias, zooplancton y fitoplancton, que es el más importante e incluye a los organismos fotosintéticos. Un universo por descubrir. Su aplicación biotecnológica puede ser de gran envergadura. Especialmente en el empleo de nuevas moléculas de uso farmacéutico y cosmético.

El potencial curativo que poseen los organismos del mar es enorme. Se están estudiando proteínas procedentes de venenos de caracoles marinos que pueden producir analgésicos mucho más potente que la morfina; algas, esponjas o ascidias pueden tener la llave para tratar enfermedades víricas, Alzheimer o el cáncer. Antitumorales como la trabectedina extraídos de una ascidia llamada Ecteinascidia tubirnata es ya una realidad. Según investigadores de la Universidad de Utah (EE UU), los corales blandos son fuente de eleuterina, potente anticancerígeno.

El coral más famoso es sin duda el coral rojo. Alegoría de la suerte, la prosperidad, armonía y fertilidad y asociado a las aguas cálidas ha sido muy cantado por los poetas. En un madrigal, Quevedo nos cuenta: Tres cruces de sus dedos celestiales/Engastó en perlas y cerró en corales; Lope de Vega hace nacer corales entre nieve fría. Y curioso es el del poeta y fabulista canario, Tomas de Iriarte cuando escribe: Metióse Amor a boticario un día/bella Orminta, y compuso una receta/para curar a un mísero poeta/que herido de sus flechas padecía. Mezcló la leche, el néctar, la ambrosía/la azucena, la rosa y la violeta;/el metal rubio del primer planeta,/el coral y las perlas que el mar cría. Y el músico inglés Edward Elgar compuso su obra “Donde descansan los corales” basada en un poema de su compatriota, Richard Garrett.

El plancton marino está formado por millares de especies, su nombre significa “vagabundo” en griego y es invisible para el ojo humano.

Los corales rojos descansaban formando auténticos bosques en buena parte del mediterráneo hasta mediados del siglo XVIII. Cuando el coral se saca del mar, sus características físicas cambian: se endurece y toma un color rojo muy intenso. Esta naturaleza especial hizo que desde la antigüedad se le atribuyeran propiedades curativas y mágicas, ya Dioscórides escribe sobre ellas en su famoso tratado. En farmacia podía formar parte de algunos polvos dentífricos. Ciertos médicos antiguos consideraban que poseía las mismas propiedades que las piedras preciosas: cordial, antídoto o absorbente. Durante la Edad Media tuvo mucho éxito; se empleaba como remedio para enfermedades relacionadas con la sangre por su color, con las varices debido a su forma arborescente, y propiciatorio para los partos. También era útil para protegerse del mal, de ahí, su amplio uso como amuleto. Toda esta fascinación quizá venga heredada de la leyenda de Medusa, monstruo marino cuya mirada convertía en piedra todo lo que miraba. El héroe Perseo cortó su cabeza y de la sangre vertida nació el coral.

El llamado “oro rojo” tenía un valor simbólico y la iconografía cristiana lo adoptó: así en las escenas de la Virgen con el Niño, se observan ramitas de coral en la mano del Cristo o alrededor del cuello. Los italianos Ghirlandaio, Mantegna, Piero de la Francesca o Masaccio lo incorporaron a muchas de sus obras. En España podemos encontrar algunas como la Virgen del Coral, en la catedral de Sevilla o la Virgen de la Leche en Valencia, donde todos los niños que están con sus madres a los pies de la Virgen, portan al cuello un collar de cuentas de color rojo. Existen muchísimos ejemplos en cuadros de Epifanía, martirios, nacimientos, o crucifixiones. Quien quiera profundizar sobre este tema, existe un interesante trabajo realizado por Pedro Luis Hernando Sebastián titulado “La iconografía del coral rojo en la pintura medieval española”.

Cuando el coral se saca del mar, sus características físicas cambian: se endurece y toma un color rojo muy intenso. Esta naturaleza especial hizo que desde la antigüedad se le atribuyeran propiedades curativas y mágicas

Su uso más apreciado fue en piezas de joyería: collares, pulseras, anillos, colgantes, estatuillas, lo que fue esquilmando los fondos marinos de tan preciada especie. Actualmente y debido a las olas de calor, la acidificación y la contaminación, las poblaciones están siendo llevadas al colapso. Por esta razón, los científicos están intentando salvar los arrecifes y con ello la biodiversidad submarina con métodos muy diferentes; cultivos en granjas submarinas, microfragmentación, o por reproducción asistida.

Como la tecnología siempre ha estado ahí para conocer las maravillas del mar, un equipo de expertos ha captado imágenes submarinas en 360º de los grandes arrecifes para Google Maps, y así poder zambullirnos y nadar junto a los peces tropicales sin levantarnos del sofá.

Te podría ofrecer un paseo en el submarino Peral, una travesía a bordo del Calypso de Jacques Cousteau; un viaje de 20.000 leguas con el capitán Nemo en el Nautilus; e incluso vivir en el Yellow Submarine, pero Neptuno, el dios del mar, está muy enfadado y las nereidas, tritones, y sirenas ya no quieren jugar entre las olas. Por eso, aunque un abanico de mar, te voy a regalar, no lo podrás tocar, ni arrancar !Solo lo podrás admirar y así preservar las maravillas que nos brinda la mar!

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Einstein en la colina de los chopos https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/einstein-en-la-colina-de-los-chopos/ Fri, 05 May 2023 11:03:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1256 Ancladas sus raíces en la ladera de la colina, aquel ser vivo, erguido y circunspecto, se sentía todo un intelectual. No es de extrañar, puesto que a su sombra se cobijaron mentes prodigiosas y artistas sin igual.

La colina donde se asienta la Residencia de Estudiantes de Madrid, tiene mucha historia. Conocido como el Cerro del Viento, este terreno aún sin urbanizar en el siglo XIX, entre el paseo de la Castellana y el final de la calle Serrano pasó a llamarse la Colina de los Chopos. El responsable de este nuevo nombre fue el poeta Juan Ramón Jiménez, quien ayudó a plantar dichos ejemplares y los recordó en sus poemas (paran el viento con su nutrido oasis).

La Residencia de Estudiantes albergó muchos de los grandes del siglo XX. Foro de difusión y diálogo entre las ciencias y las artes, fue el primer centro cultural de la Europa de entreguerras.

La Residencia de Estudiantes albergó muchos de los grandes del siglo XX. Foro de difusión y diálogo entre las ciencias y las artes, fue el primer centro cultural de la Europa de entreguerras. Fundada en 1910, se traslada a la Colina de los Chopos en 1915. El malagueño Alberto Jiménez Fraud, su primer director, supo cumplir a la perfección el proyecto de desarrollo intelectual, educación humanista y liberal, que su mentor Francisco Giner de los Ríos había ideado en 1876: la Institución libre de Enseñanza, siguiendo las ideas del pedagogo Sanz del Río, influido por la filosofía de Karl Krause. Entre los ilustres residentes se encontraban Dalí, García Lorca, Buñuel o Severo Ochoa. Personajes como Alberti, Falla, Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Eugenio D’Ors o José Ortega y Gasset acudían como visitantes o residentes cuando se encontraban en Madrid. Además grandes personalidades como Marie Curie, Stravisnky, Le Corbusier o Einstein fueron invitados a participar en foros y debates. Ortega y Gasset fue el encargado de presentar y traducir la conferencia que pronunció Einstein sobre la Teoría de la Relatividad en este centro.
Sobre las seis de la tarde del 9 de marzo de 1923, en la sala donde se iba a celebrar la conferencia, se palpaba un interés inusitado, debido a que la cual no había estado en el programa preliminar de la visita del gran genio de la física a España. Tuvo, como todo el viaje, un rotundo éxito. La gira del científico por nuestro país levantó un enorme interés mediático. Einstein acababa de recibir el Premio Nobel, no por la teoría de la relatividad, sino por sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico. La cultura española vivía un extraordinario dinamismo.

Al margen de la ciencia, su pasión era la música, que le daba alegría y le llenaba sus sueños. Era un gran violinista, entusiasta de Mozart. Esta fue una de las razones por la que la gira por España estuvo salpicada de conciertos, donde el científico pudo satisfacer su afición. Es famosa la velada en casa de los Marqueses de Villavieja: Einstein frotó el arco del violín sobre las cuerdas haciéndolas vibrar y, de una forma lenta y lánguida, la sala se llenó de música. Fue un breve concierto ante una selecta audiencia entre la que se encontraban Gregorio Marañón, Gómez de la Serna, Ortega y Gasset y el artífice y anfitrión de la visita a España de Einstein, el padre de la física española, Blas Cabrera.

Un ajetreado viaje que había empezado en Barcelona y terminaría en Zaragoza, pasando diez días en Madrid. En todas y cada una de estas ciudades pronunció memorables conferencias y disfrutó de la vida cultural de las mismas. En Madrid fue recibido por el rey Alfonso XIII y la reina madre, acompañado por José Rodríguez Carracido, catedrático y doctor en Farmacia y por entonces rector de la Universidad Central, lugar donde se celebró una de las conferencias. Carracido, insigne farmacéutico donde los haya, fue un gran impulsor del progreso científico en España. Su actuación fue decisiva en la fundación, entre otras, de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, según el principio de «saber es poder». Reformó los estudios de Farmacia; académico de Ciencias, Medicina y Farmacia, siendo su producción científica y literaria muy variada y extensa.

Otros farmacéuticos ilustres se relacionaron con el físico alemán durante esos días, como Ignacio González Martí, doctor en Ciencias y Farmacia y promotor del llamado gabinete de Física en el “caserón de San Bernardo” (Facultad de Ciencias de la Universidad Central, posteriormente Complutense), y el compostelano Casares Gil. José Casares Gil, químico y farmacéutico, ostentó gran cantidad de cargos políticos y universitarios, siendo sus trabajos de investigación más importantes, los realizados sobre los análisis de aguas. Gran admirador del modelo alemán de enseñanza en temas científicos, también tuvo la oportunidad de conocer a Einstein durante la entrega al mismo, del título de académico, en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Otros farmacéuticos ilustres se relacionaron con el físico alemán durante esos días, como Ignacio González Martí, doctor en Ciencias y Farmacia y promotor del llamado gabinete de Física en el “caserón de San Bernardo”

Transcurrían los días entre actos académicos y lúdicos. Conoció a Ramón y Cajal, al que visitó en su domicilio. Realizó excursiones a Manzanares el Real y al Escorial. En Toledo, acompañado por los hermanos Kocherthaler, familiares de su mujer Elsa, grandes coleccionistas y apasionados del arte, y por prohombres de la cultura: Ortega, Manuel Cossío y F. Glick, autor del trabajo «Einstein y los españoles», queda impresionado por la obra del Greco.

El confidente de las estrellas, como lo llamaba Ortega, era amante de Shakespeare y Cervantes. Disfrutó del Prado en un par de ocasiones, donde admiró a Goya, Velázquez, Rafael, y a Fray Angélico. Puede ser que cuando observó la “Anunciación” le viniera a la mente, su ensueño de “como viajar montado sobre un rayo de luz”. Según el matemático José David de la Fuente, Fray Angélico se estaba adelantando a nociones einstenianas al representar al Espíritu Santo como una paloma sobre un rayo de luz, que al viajar a la velocidad de la misma, pierde su masa y se convierte en pura energía. Albert Einstein señaló que el camino que le llevó a la Teoría General de la Relatividad, tuvo un importante componente emocional.

La comprensión de la Teoría de la Relatividad general y especial, es un difícil empeño porque alteran nuestra concepción de la realidad: masa, energía, tiempo y espacio, adquieren un nuevo significado. E=mc2, la famosa ecuación define que la equivalencia entre masa y energía, implica que la energía de un objeto que se mueve aumenta su masa, efecto que es solo apreciable a velocidades cercanas a las de la luz. El nuevo concepto espacio/tiempo ha permitido una forma distinta de entender el universo, un legado sin el cual no hubieran sido posibles las teorías actuales sobre el mismo, desde su expansión, el Big Bang, los agujeros negros o las ondas gravitacionales. Y por supuesto, el desarrollo de la tecnología nuclear.

Aquel hombre, alto, moreno, de pelo abundante y ensortijado y oscuros y misteriosos ojos, como si desde siempre hubieran querido desentrañar los secretos del universo, se convirtió en un mito. La revista Time lo eligió como personaje del siglo XX. Nacido en una antigua ciudad a orillas del Danubio (Ulm), de ascendencia judía, de carácter solitario e irónico, se casó dos veces. Icono pop, encarna el arquetipo del sabio por antonomasia. Recordemos su foto sacando la lengua, repetida hasta la saciedad. En el mundo del cine, su personaje lo encontramos en películas como El jovencito Einstein, El genio del amor o en series como Genius.

Aquella tarde, a las puertas de la primavera, cuando los chopos empezaban a verdear, el gran sabio se sentó a descansar en los jardines perfumados de lavanda, eucalipto y romero, de la Residencia de Estudiantes. Su estancia en Madrid llegaba a su fin. Estancia que contribuyó a resaltar la ciencia en España ¿Sería posible que alguna vez regresara quien nos mostró el camino para viajar en el tiempo?

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Los albarelos de Sorolla https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/los-albarelos-de-sorolla/ Fri, 10 Mar 2023 15:24:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1439 Posados sobre un mueble del estudio del maestro, la luz cenital los ilumina de vez en cuando. Son más de una docena, de distinto tamaño y procedencia. Parecen los protagonistas de un bodegón: son los albarelos de Sorolla.

Estos botes de farmacia contienen una esencia muy poderosa. Las armas del pintor: sus pinceles. Los pinceles que en manos de Sorolla llevaron la luz del sol y el azul del mar a los lienzos. Luz y color, atrapados para siempre; para brillar en cualquier rincón del planeta, puesto que la obra del gran pintor valenciano se encuentra repartida en gran parte del mundo, en instituciones, museos y colecciones particulares. Pinceles que han sentido el suspiro del mar; que quieren navegar entre las olas; cabalgar sobre la espuma blanca; ser una gota deslizándose sobre la piel; la arena bajo los pies de un niño; trazar el vaivén de una vela marinera; insuflar el viento que desordena los cabellos… !Y viajar en manos del artista!

Muy joven empezó su formación como pintor en la Real Academia de San Carlos de Valencia, que compaginaba con su trabajo como iluminador de fotografías en el taller de Antonio García Peris.

Joaquín Sorolla nació en 1863. A los dos años quedó huérfano y fue criado por sus tíos. Muy joven empezó su formación como pintor en la Real Academia de San Carlos de Valencia, que compaginaba con su trabajo como iluminador de fotografías en el taller de Antonio García Peris. Allí conoció a Clotilde, hija del mismo, con quien se casó en 1888. Fue un matrimonio muy unido. Gracias a su extensa relación epistolar conocemos multitud de detalles de su vida familiar. Sorolla viajó muchísimo.

En su juventud pasó temporadas estudiando en Roma, Paris y Londres. Posteriormente se instala en Madrid, aunque siempre suspiró por volver a vivir entre sus naranjos. Ama pintar la naturaleza que se transforma continuamente y para él hasta la sombra tiene luz. En 1906 es reconocido internacionalmente y en 1911 compra la casa de sus sueños, un lugar donde poder trabajar y vivir con su familia. El palacete sito en la calle Martínez Campos, (actualmente Museo Sorolla), es un oasis en medio de la ciudad. Joaquín se encargó personalmente de su decoración y diseño. El jardín dividido en tres espacios tiene aires de la Alhambra y del Alcázar sevillano. Entre flores y arrayanes, estatuas y columnas, arrullados por el sonido de las fuentes y el colorido de los azulejos, Sorolla solía invitar a sus amigos a ricas paellas valencianas. Porque Sorolla tenía un sin fin de amigos.

Amigos valencianos como Blasco Ibáñez y Benlliure. Franceses como Pedro Gil Moreno de Mora o madrileños como Beruete quien lo introdujo en los ambientes intelectuales. Conoció y retrató a Alfonso XIII, Galdós, Ginés de los Ríos, Unamuno, Baroja y María Guerrero, entre otros. Uno de los retratos más famosos es el de su amigo y médico personal, el doctor Luis Simarro. Es un maravilloso cuadro titulado Una investigación, en el cual Sorolla capta el ávido interés de los discípulos y compañeros del doctor ante un descubrimiento científico, en un ambiente de penumbra donde un solo punto de luz ilumina al investigador rodeado de frascos y reactivos. Al premio Nobel Ramón y Cajal lo pinta con una elegante capa junto a sus libros y un detalle de un corte trasversal del cerebelo, aludiendo a la especialidad como histólogo del personaje.

Numerosos médicos posaron para su amigo Joaquín. Rostros creados bajo un prisma velazqueño, maestro al que siempre admiró.

Numerosos médicos posaron para su amigo Joaquín. Rostros creados bajo un prisma velazqueño, maestro al que siempre admiró. Galería de galenos: oftalmólogos como Rafael Cervera; el dermatólogo Jaime González, su gran amigo de Jávea, al que admiraba profundamente además de por su ciencia, por su grandeza de alma; urólogos como el Dr. Albarrán, quien lo operó de próstata o su alumno Enrique LLuria. Al doctor Joaquín Decref y Ruiz, cubano como los dos anteriores y responsable de la introducción de la medicina rehabilitadora y la fisioterapia en España, lo pinta con un elegante traje gris que resalta su mirada melancólica. Por el contrario, al patólogo Amalio Gimeno lo sitúa en un florido jardín. Importante es mencionar a los médicos de la familia: Rodríguez de Sandoval y Medinaveitia. Así como al Dr. Marañón, alumno de este último, a quien retrata con una escultura realizada por su hija Helena Sorolla.

Como vemos, la relación de los profesionales de la medicina con Sorolla a lo largo de su vida fue muy especial, aunque también la tuvo con destacados farmacéuticos. Uno de ellos fue Joaquín Rosado Munilla, primo segundo de Ortega y Gasset. Escritor, editor y farmacéutico, tenía una farmacia en el nº 4 de la plaza Mayor de Plasencia. Considerado como uno de los valores intelectuales de Cáceres, fue subdelegado de Farmacia. La prensa de la época destaca su disertación sobre la heroína «Doña María la Brava», en el Ateneo, en febrero de 1928. Nuestro artista lo conoció con motivo de su visita a dicha localidad en 1917, cuando realizaba por aquellas tierras parte de la colosal empresa que le había encargado el hispanista Archer M. Huntington. Durante su estancia allí solían ir juntos al cine de la ciudad y posteriormente mantuvieron correspondencia postal.

El panel dedicado a Extremadura, “por sus personas y por el hermoso conjunto de la ciudad de Plasencia iluminada por el sol de la tarde”, había dejado muy satisfecho al pintor. Este fue uno de la serie de grandes paneles al óleo que bajo el título de Visión de España iban a decorar la biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York, propiedad del propio Huntington. Con este objeto, decidió viajar por toda España desde 1912 a 1919, para tomar apuntes “in situ”.

En una de estas pequeñas calles se encuentran la botica y la casa de Platón Páramo, hombre ilustre donde los haya.

La primavera de 1912 se muestra en todo su esplendor cuando Sorolla llega a la encantadora villa medieval de Oropesa, con objeto de retratar a los tipos populares lagarteranos. Queda impresionado por el paisaje de la Sierra de Gredos, que se alza tras la extensa llanura; por las callejuelas estrechas salpicadas de iglesias y sus casas solariegas, y por el impresionante castillo que actúa de centinela: el Palacio de los Álvarez de Toledo. En una de estas pequeñas calles se encuentran la botica y la casa de Platón Páramo, hombre ilustre donde los haya. Político, fue alcalde de Oropesa y gobernador de Santander. Farmacéutico de oficio, se doctoró con la tesis “la recolección de los vegetales y sus partes para uso medicinal”; gran coleccionista de antigüedades, experto en cerámica de Talavera, e íntimo amigo del ceramista y fotógrafo Ruiz de Luna.

Páramo acogió en su casa al pintor durante su estancia en la población, le dio consejos de como curar su reuma (salicilato y agua salada), e incluso puso a su disposición su coche de caballos. Sorolla en agradecimiento le hizo un interesante retrato sobre la paleta que utilizó esos días. La casa es hoy día un precioso hotel rural que gracias a su actual propietario, José Luis Jiménez Martín, ha conservado todo su sabor, en el que destaca el bello patio que mantiene una portada gótico-mudéjar, así como parte de los azulejos originales. Aquí se celebraban interesantes tertulias dentro de las corrientes intelectuales de la época, el 98 y el Krausismo, difundido a través de la Institución Libre de Enseñanza. Una de las características era la búsqueda de las raíces profundas de los pueblos, lo que se traduce en un afán de coleccionismo.

Sorolla va recogiendo en sus viajes las artesanías propias de los lugares, entre los que destacan las piezas de cerámica. Buscando tanto la decoración como su utilización práctica. Así que acostumbra a guardar sus pinceles en botes de farmacia.

Sorolla va recogiendo en sus viajes las artesanías propias de los lugares, entre los que destacan las piezas de cerámica. Buscando tanto la decoración como su utilización práctica. Así que acostumbra a guardar sus pinceles en botes de farmacia. Su colección consta de una treintena de albarelos. Encontramos siete decorados con temas vegetales en azul con fondo blanco procedentes de Teruel, que están datados principalmente entre 1700 y 1800; dos, provenientes de Zaragoza con líneas ondulantes y cartelas, también en azul y blanco. El grupo más abundante son los de Talavera de la Reina, dada su amistad con los Ruiz de Luna, en los que destacan los de tema heráldico de la Orden de los Jerónimos (león rampante), de la Orden Carmelita, Jesuitas (águila bicéfala), con el escudo del Monasterio de Guadalupe o de estilo Barein con orlas que imitan encaje o puntilla. En la colección no podían faltar los albarelos procedentes de Manises entre los que destaca uno que porta la característica «rosa gótica».

Recorrieron los pinceles el mundo en manos del artista. Conocieron sus pueblos, gentes y paisajes: contemplaron la Alhambra, y en Sevilla se sintieron nazarenos; dieron vida a las naranjas; respiraron el Cantábrico; capturaron la plata en forma de atunes; retrataron a grandes señoras e ilustres caballeros. También denunciaron la pobreza y el abuso de autoridad pintando el realismo social. Se enredaron en alhelíes y rosales amarillos, y cuando las manos cansadas del pintor ya no pudieron sostenerlos, regresaron a sus refugios de cerámica, a los preciosos albarelos que desde su rincón en la casa del pintor, ven pasar el tiempo orgullosos de su legado.

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Pintando al sol del mediodía https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/pintando-al-sol-del-mediodia/ Tue, 10 Jan 2023 15:34:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1443 Una ventana. Tras los cristales, un exuberante jardín donde palomas y jilgueros entonan sus cantos. Al fondo el azul del mediodía. El azul mediterráneo. Bañado de sal y luz. Un paisaje pintado. Un sueño recordado a través de la profunda mirada del genio.

La mirada de Picasso lleva dentro la mirada del niño que fue. Aquel que correteaba entre las palomas que residían como él, en una hermosa plaza del sur de España. En una ciudad, que por su luz, sus gentes y su clima, fue rebautizada por Vicente Aleixandre, como «la Ciudad del Paraíso». Hasta su casa volaba la brisa que subiendo por la calle Alcazabilla, traía sabor a mar, un cierto olorcillo a fritura, y sonidos de cantes y guitarras provenientes de un local lleno de embrujo y arte: el Café de Chinitas. A veces viajaban ecos de palmas y olés, desde la plaza de toros de la Malagueta. Y aquel niño, en la luminosa Málaga, todo lo aprehendía.

Pablo nació en 1881 dentro de una familia de clase media burguesa. Su padre José Ruiz Blasco pintaba cuadros de «comedor» y era administrativo en la Escuela de Artes y Oficios de San Telmo.

Pablo nació en 1881 dentro de una familia de clase media burguesa. Su padre José Ruiz Blasco pintaba cuadros de «comedor» y era administrativo en la Escuela de Artes y Oficios de San Telmo. A don José le gustaba acudir a la tertulia que se organizaba en la rebotica de la cercana farmacia de Francisco Mamely, en la esquina de la calle Granada con la Plaza de la Merced. Una botica que había abierto sus puertas en 1739. Cuentan que en la tarde del 25 de diciembre de 1884, los frascos de los estantes que contenían los mil y un remedios de dicha botica, empezaron a caerse debido a un terremoto.

El padre de Picasso salió corriendo hacia su casa para reunirse con su familia. María, su mujer, se encontraba en un estado de embarazo muy avanzado, por lo que se dirigió hacia el domicilio de su compañero y amigo Muñoz Degrain, que en su opinión, tenía unas habitaciones más seguras. Y allí, nació la segunda hija del matrimonio, Lola. La preocupación del padre de Picasso era lógica porque aún recordaba el accidentado nacimiento del pequeño Pablo, al que dieron por muerto, y por ello la partera lo había dejado sobre una mesa. Su tío Salvador, médico, allí presente, estaba fumándose un puro y el humo hizo toser al recién nacido, lo que lo salvó. Así abría sus inmensos ojos el artista que se iba a asomar a un siglo cargado de sueños, ilusiones, guerras y decepciones.

La familia era muy tradicional y el niño fue bautizado en la cercana y antigua iglesia de Santiago, donde se habían casado sus padres. Entre bordados y rezos, en los felices días de su infancia tras los cristales de su casa señorial con balcones, en alguna tarde de lluvia, sus pupilas captaban todos los matices, colores y tonalidades que la tarde, caprichosa y primaveral, iba dejando en su pasar. Del gris, al rosa, al azul, al amarillo brillante, tras la tormenta. Caleidoscopio multicolor. Formas distorsionadas. Ramas rotas por el viento. Papeles en movimiento. Un “collage” de la naturaleza que imperceptiblemente iba inundando el espíritu del futuro genio.

Su primera pintura la realizó sobre la tapa de una caja de puros de su padre y era de temática taurina, afición que le acompañó durante toda su vida.

Su primera pintura la realizó sobre la tapa de una caja de puros de su padre y era de temática taurina, afición que le acompañó durante toda su vida. A los nueve años pintó un oleo del puerto de Málaga. Desde ese mismo puerto, un año después, la familia Picasso, se embarca rumbo a Galicia para instalarse en la Coruña donde el padre es contratado como profesor de dibujo en un instituto. La nueva casa se encuentra a dos pasos del mar. Tierra de pescadores como la que habían dejado atrás. Pero…! Que distinto mar!… El estruendo del Cantábrico se dejaba oír más allá del hercúleo faro. El viento hacía temblar los vidrios de las fachadas de las galerías, que solo de vez en cuando, se encendían con el sol.

Durante los años que pasa en esta lluviosa ciudad, su padre que le ve aptitud, lo encamina hacia las Bellas Artes. Así sus principios como pintor, llevan el sello clásico, con gran dominio de la técnica del dibujo y el retrato. El primer retrato importante es el realizado al doctor Pérez Costales.

Ramón Pérez Costales era un personaje de especial relevancia en la sociedad coruñesa del siglo XIX, filántropo, político, gran hombre de ciencia y amigo de la familias Picasso y Pardo Bazán. Su influencia fue clave para que el muchacho pudiera exponer sus pinturas en un establecimiento de la calle Real en dicha ciudad. En el número 92 de esta misma calle, se encontraba la farmacia de Gumersindo Pardo Reguera. Picasso era muy amigo de su hijo Antonio, y pasaba muchos ratos en el local. El farmacéutico Pardo Reguera era además un brillante catedrático y gran retratista y fue fuente de inspiración directa en los trabajos iniciales del joven. Compartieron modelos entre los cuales estaba el doctor Costales, antes mencionado. La estancia de Picasso en Galicia se puede considerar como una etapa de aprendizaje artístico.

Conchita, la hermana pequeña, muere a causa de la difteria y la familia se traslada a Barcelona. Aquí el artista realiza su primera gran obra: «Ciencia y Caridad».

Inmerso en plena adolescencia, la vida le muestra su cara más amarga. Conchita, la hermana pequeña, muere a causa de la difteria y la familia se traslada a Barcelona. Aquí el artista realiza su primera gran obra: «Ciencia y Caridad». En ella, un médico le está tomando el pulso a una enferma, mientras una monja le ofrece un tazón a la misma. El médico -para cuya figura posó el padre de Picasso- representa la ciencia, y la monja, la caridad. Este lienzo, de tinte realista y costumbrista, premiado y reconocido, supone el punto de partida de la inmensa y colosal producción artística del genio.

Al llegar a Barcelona su educación es puramente clasicista. Pronto se topa con el modernismo y sus máximos valedores, con los que mantiene relación de amistad y camaradería: Ramón Casas, Sabartés, Rusiñol, Julio González o Casagemas. Posteriormente, tras una corta estancia en Madrid, se desplaza a París, centro de las vanguardias artísticas, donde se irá haciendo un hueco. Personaje querido a la vez que envidiado, su pintura pasa por diferentes períodos. Así conocemos la llamada época azul, de tintes sombríos, debido a la tristeza en la que se encuentra inmerso por la muerte de su íntimo amigo Casagemas. Visible es en este período la influencia del Greco. Poco después se enamora, la vida le sonríe y le llega el éxito. Estamos en la llamada época rosa: su paleta se hace cálida y se llena de arlequines y bufones; después, el arte africano y la época negra. Pero en su fuero interno hay una llama que no le deja estancarse. Necesita volar como las palomas de su infancia y crecer, experimentar nuevas rutas artísticas. Y entonces llegan «las Señoritas de Aviñón».

Obra analizada, diseccionada y estudiada hasta la saciedad, muestra un conjunto de odaliscas-prostitutas cuyos rostros y cuerpos pierden su natural redondez transformándose en líneas, ángulos y aristas. La geometría impera. No existe la perspectiva. ¡Ha nacido una nueva vanguardia artística!: el cubismo. Cierto es que artistas coetáneos ya lo han esbozado, pero es Picasso quien le da entidad. Son años maravillosos los que el artista disfruta en la Ciudad de la Luz, justo antes de la Gran Guerra. Es un momento estelar de la historia como diría Stefan Zweig. Nunca coincidieron en un mismo tiempo y lugar, tantos intelectuales y artistas. Y casi todos fueron amigos de Picasso. Max Jacob, los hermanos Stein, Braque, Matisse, Cocteau, Diáguilev, Stravisnky, Chanel… Aunque con quien mantuvo una relación más cercana fue con Apollinaire, quien a su vez le presentó al famoso Dr. Doyen, un científico muy heterodoxo que patentó varias especialidades farmacéuticas. Picasso utilizó un recorte con la publicidad de estos medicamentos en el collage cubista titulado «Bouteille et verre».

La geometría impera. No existe la perspectiva. ¡Ha nacido una nueva vanguardia artística!: el cubismo.

Creador infatigable, prolífico y poliédrico. Escultor, ceramista o diseñador. Se reviste de simbología al hacerse Minotauro; y se mira en la historia al dialogar con Velázquez, Ingres o Delacroix.

La vida y obra de Picasso es tan larga y tan intensa, tan importante e interesante, que se necesitarían varias vidas para profundizar en su legado. De ahí que solo me haya atrevido a escribir unas pinceladas que recuerden su relación con nuestra profesión, especialmente durante su juventud.

Desde una ventana de la Costa Azul, con su sempiterna camiseta a rayas, miraba el mar. Atrás quedaban los sinsabores de la guerra; el grito doloroso de la tierra; el toro y el caballo sobre la arena; el amor y el desamor. Incrustada en su alma permanecía su patria chica, alegre y luminosa. El arrullo de una paloma. Y el sol inspirando a los pintores. A la luz del mediodía.

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Una «astilla» muy singular https://www.farmaceuticos.com/revista/historias/una-astilla-muy-singular/ Sat, 10 Dec 2022 15:45:00 +0000 https://www.farmaceuticos.com/revista/?post_type=stories&p=1447 En la quietud de la noche, en aquel recoleto jardín, dormía y crecía una sencilla planta al compás de las campanas, rezos y cánticos que provenían de un importante monasterio. Sus flores eran blancas o violetas, sus semillas verdes o amarillas, unas veces lisas y otras rugosas.

El estudio del guisante común o Pisum sativum y su modo de reproducción por un monje agustino iba a representar la piedra angular en la que se basa toda una ciencia: la Genética.
Gregor Mendel nació en julio de 1822, hace ahora doscientos años, en Heinzendorf, República Checa. Joven muy inteligente y preparado para los estudios, había heredado de su padre, que era agricultor y granjero, conocimientos de jardinería e injertos de árboles frutales. Al ingresar como monje agustino en la Abadía de Brno encontró un ambiente intelectual y científico, amén de una gran biblioteca, una extensa colección botánica e instrumentos científicos. Así que, entre libros y rezos comenzó a realizar sus experimentos, creando híbridos de guisantes en el pequeño jardín de la abadía, fijándose en la semilla, la flor, la vaina y el tallo.

El estudio del guisante común o Pisum sativum y su modo de reproducción por un monje agustino iba a representar la piedra angular en la que se basa toda una ciencia: la Genética.

En 1866 formula los principios básicos de la herencia en un artículo titulado «Experimentos sobre la hibridación de plantas» estableciendo sus Leyes (Principios) de Mendel: de uniformidad, de segregación, y de combinación independiente. Aquí brotaría la idea de la existencia de una partícula trasmisora de la herencia, a la que hoy llamamos gen.

Este trabajo pasó desapercibido casi cuatro décadas, es lo que en la ciencia se conoce como «una bella durmiente». Y como tal, en 1900, el holandés Hugo de Vries, el alemán Carl Correns y el austriaco Erich von Tschermark la redescubrieron, despertándola para la comunidad científica. En ese momento nacía oficialmente la Genética, comenzando el desarrollo de la teoría cromosómica de la herencia; en 1941 se demuestra que el ADN es el portador de la información genética, y en 1953 Crick, Franklin y Watson descubren la estructura de la molécula de la herencia, el ADN, la famosa doble hélice de la que están compuestos los cromosomas. En 1990 se inició el Proyecto Genoma Humano, con el objetivo de cartografiar todos los genes del genoma humano y que permitirá diagnosticar un sinfín de enfermedades hereditarias y desarrollar terapias génicas. Una de las herramientas genéticas fundamentales es la tecnología llamada CRISP, una enzima que actúa como tijera genética molecular que corta, edita o corrige en una célula el ADN asociado a una enfermedad.

Hoy día el análisis comparativo del ADN nos está desvelando las migraciones de la humanidad desde sus comienzos. Por ejemplo, la mutación de un gen durante un periodo glaciar hace cincuenta mil años alteró la síntesis de la melanina, dando lugar a los pelirrojos, rasgo típico de celtas y vikingos, que posteriormente se expandió por el mundo. Está claro que cuando hablamos de los rasgos físicos la influencia hereditaria parece evidente. Cuando se trata de rasgos psicológicos, temperamento o talentos, la correlación no es tan clara. Actualmente la comunidad científica en su mayoría, está de acuerdo en que en nuestra personalidad, los factores genéticos y ambientales tienen el mismo peso.
Es el llamado peso de los genes. Hay dones y habilidades que se heredan y otras que no, y que dependen del entorno y de la cultura donde una persona crezca. De ahí que «de tal palo, tal astilla.”

En el ámbito farmacéutico este refrán se suele cumplir en muchísimos casos, dada la gran cantidad de sagas farmacéuticas, que durante siglos han ido heredando la pasión por la profesión. Pero hoy voy a hablarles de algunos personajes que criados entre albarelos y batas blancas, medicamentos y recetas, tomaron otros rumbos llegando a ser «unas astillas muy singulares”.

Hay dones y habilidades que se heredan y otras que no, y que dependen del entorno y de la cultura donde una persona crezca. De ahí que «de tal palo, tal astilla.”

Ampliamente conocida es la relación entre las diferentes carreras científicas. Existen muchísimos médicos, químicos o veterinarios cuyos progenitores son farmacéuticos. Entre ellos está el neurobiólogo madrileño Rafael Yuste. Uno de los científicos más influyentes del mundo. Su sueño de ser científico nació en la farmacia de su madre, Victoria Rojas, a la que solía ayudar en el laboratorio. Cuando tenía catorce años su padre le regaló el libro de Ramón y Cajal, “Los tónicos de la voluntad: reglas y consejos sobre la investigación científica”. Aquella lectura le impactó de tal forma, que le parecía maravilloso pasar las noches mirando por un microscopio y poder descubrir los secretos del cerebro. Estudió medicina especializándose en neurobiología. Afincado en Nueva York, en la Universidad de Columbia, es el principal impulsor del proyecto BRAIN. (Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras). El objetivo de estas investigaciones es la búsqueda de tratamientos para enfermedades como el Alzhéimer, el Párkinson, la esquizofrenia, la epilepsia o la depresión. Asimismo, Yuste está involucrado en la adopción de reglas éticas y la Neurotecnología ante el nuevo reto que supone la inteligencia artificial.

Las redes neuronales están sin duda intrínsecamente relacionadas con la memoria, la inspiración o el arte. El gran pintor del expresionismo abstracto Mark Rothko nació en una ciudad letona donde los inviernos son muy fríos y nieva con mucha frecuencia, Daugavpils. Esta población fronteriza albergó una gran población judía hasta la ocupación nazi. Entre ellos estaba la familia Rothkowith. El padre, Jakob es un intelectual farmacéutico que tiene que huir a Estados Unidos huyendo de las purgas cosacas. El niño que llega a EE UU en 1913 había presenciado escenas durísimas que lo marcaran de por vida y que influirán en su obra pictórica. A los veinte años decide consagrarse enteramente al arte. Tras la Segunda Guerra Mundial, Nueva York se convierte en el centro del arte mundial donde triunfaban las tendencias del surrealismo y la abstracción. Rothko, Pollock y de Kooning fueron sus más importantes artífices. Según la pintora Soledad Sevilla “las últimas obras de Rothko son maravillosas por su intensidad y la mística y emoción que trasmiten”. Vulnerable y solitario murió aquel niño que creció en una lejana botica, y que llegó a ser un extraordinario artista, cuyas obras se cotizan por millones de dólares.

Según la pintora Soledad Sevilla “las últimas obras de Rothko son maravillosas por su intensidad y la mística y emoción que trasmiten”.

Allá donde las meigas suelen esconderse, donde los ríos son rías, y las hortensias viven en los caminos bajo los castaños y junto a los campos de maíz, vino al mundo uno de los intelectuales más importantes que ha dado la tierra gallega: Álvaro Cunqueiro. Mondoñedo lo vio nacer una noche de relámpagos en diciembre de 1911. Su padre, Joaquín Cunqueiro, fue elegido alcalde y ejerció una gran influencia en su hijo. Era un hombre muy culto y muy bien relacionado y regentaba una farmacia situada en los bajos del viejo palacio del obispo, en cuya rebotica se organizaban tertulias en las que intervenían grandes prohombres de la sociedad local entre ellos médicos y canónigos de la ciudad episcopal.

Álvaro recuerda su infancia con mucho cariño, sus ratos en la rebotica y en la barbería de Manuel Ledo Bermúdez, en los que aprendió filosofía y música. Incansable lector y amante de las tradiciones bebió de las historias que su madre y sus niñeras le contaban. Entre sus obras hay una obra dedicada a su padre: “Tertulia de boticas peligrosas y escuela de curanderos”, en la que, según el propio autor: “va reunida mi ciencia boticaria, mi saber de farmacopea fantástica, desde la farmacia del castillo de Elsinor, la botica de la Meca, hasta la botica de los señores traductores de Toledo”.

Desde un antiguo condado inglés nos llegan noticias de otro escritor, Norman Lewis, que dio sus primeros pasos en la farmacia que su padre, Richard Lewis, poseía en Forty Hill, Middlesex. Escribió artículos de periodismo, libros de viajes, dos autobiografías y varias novelas siendo la más reconocida Nápoles 44, memoria de un oficial de inteligencia en la Segunda Guerra Mundial, que fue posteriormente llevada al cine.

Quien llevó una vida de película, con sus luces y sombras fue La Divina: María Callas. Una vida que, pese a sus éxitos, no fue fácil. Nació en Nueva York en el seno de una familia de inmigrantes griegos. Su padre era farmacéutico de profesión, George Kaloyerópulos, que al llegar a Manhattan decidió cambiar su apellido a Callas. Al separase sus padres, María volvió a Grecia y comenzó a estudiar en el conservatorio de Atenas. Su voz de soprano, su innata musicalidad y versatilidad, así como su talento dramático la hicieron triunfar en los grandes teatros de ópera del mundo.

Su padre era farmacéutico de profesión, George Kaloyerópulos, que al llegar a Manhattan decidió cambiar su apellido a Callas.

Para ella “cantar no era un acto de orgullo sino un intento de elevarse hasta esos cielos donde todo es armonía”. Su vida estuvo salpicada de escándalos. El más conocido fue su tormentosa relación con Aristóteles Onassis que supuso la ruptura de sus respectivos matrimonios. Más tarde Onassis la abandonó para casarse con Jacqueline Kennedy. Entonces la diva, que era muy propensa a tener achaques y enfermedades, cayó en una profunda depresión: “no debo hacerme ilusiones, la felicidad no es para mí”, comentó en alguna ocasión.

Uno de los directores de orquesta más importante del siglo veinte fue Sir Thomas Beecham. Lo consiguió gracias a la empresa farmacéutica que habían fundado su abuelo y su padre. Y singular fue el ascenso hasta los altares de la Beata Ana María Taigi, hija de un afamado boticario de Siena.

Y como dice James Watson: “Antes pensábamos que nuestro futuro estaba en las estrellas. Ahora sabemos que está en nuestros genes” !Gracias Señor Mendel!

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