Los farmacéuticos que trabajan en salud pública juegan un papel crucial en la respuesta a las necesidades sanitarias globales, especialmente en áreas como la seguridad alimentaria y la sanidad ambiental, así como en la inspección y control de los medicamentos.

En el ámbito de la seguridad alimentaria, los farmacéuticos son pieza fundamental en el control de la calidad de los alimentos, previniendo contaminaciones y garantizando el cumplimiento de las normativas sanitarias.

En sanidad ambiental, contribuyen a la identificación y mitigación de riesgos relacionados con la exposición a sustancias químicas, contaminación del agua y el aire, y otros factores ambientales como los vectores que afectan la salud pública.

Por último, en la inspección y control de los medicamentos garantizando la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos a través de la inspección, control de calidad y cumplimiento normativo.

Claudio Buenestado

Vocal Nacional de Salud Pública